Filosofía Tao
Wu wei y Ziran son dos conceptos relacionados y complementarios dentro de la filosofía taoísta, Wu wei puede verse como el lado "negativo" del tao, con el Ziran oponiéndose a él, como el "positivo".
Wu Wei suele traducirse simplemente como acción sin acción o no acción. Por desgracia, a veces la gente piensa que wu wei significa ser pasivo o no hacer nada. Cuando en realidad wu wei es un proceso muy activo. Un taoísta está siempre actuando y no actuando ... la vida es una danza entre ambos extremos. Esta danza es wu wei. Significa ser consciente, en acción, extendiendo los sentidos para ser parte del universo mayor.
El Wu wei también ha sido traducido como "quietud creativa" o el arte del "dejando ser". Esto no supone un desdén de la razón, más bien es una manera de entender (o sea, usando la razón) que el Tao está dentro de todas las cosas y seguir el "camino" por el que las cosas fluyen conectadas.
A medida que uno disminuye su "hacer" (aquí entendemos "hacer" como las acciones intencionales encaminadas a beneficiarnos o dirigidas a cambiar o apartar el mundo de su estado y evolución natural) uno disminuye todas las acciones cometidas contra el Tao, contra la armonía natural pre-existente.
Ziran es un concepto clave en el taoísmo que literalmente significa 'por sí mismo, a su manera' o también 'naturalmente, espontáneamente, durante el curso de los acontecimientos'. Ligado cercanamente a la práctica del wu wei, o la acción sin esfuerzo, ziran puede verse como el lado positivo del tao, con el wu wei oponiéndose a él, como el negativo.
Ziran, enlaza con otra creencia taoísta, que especifica que todas las cosas existen a causa de las cualidades que poseen, y no a causa de que fueran creadas por ningún ser para lograr un objetivo o una meta. Lo único que un ser debe ser cuando existe en conformidad con ziran es en última instancia, natural, no afectado por influencias artificiales.
En síntesis, y esto ya es de mi cosecha, Ziran viene a decir que la vida no es reducible a un algoritmo (el prejuicio de Yuval Noah Harari y sus acólitos milmillonarios tecnolófilos, transhumanistas), mientras que Wu wei sería la postura adquirida por el ser vivo consciente de su condición de "vivo" como una cualidad no diseñable por parte de un programador (ya sea Dios o el mesías Bill Gates).
Ziran sería el motor que mueve a todo organismo, desde una célula hasta un pluricelular complejo a mantener su homeostasis entendida como una condición alejada del equilibrio (el equilibrio es muerte). Pero el imperativo homeostático lleva al organismo a una búsqueda constante de mejora y bienestar. En ese sentido, dados los rendimientos decrecientes y negativos y la pérdida de felicidad y bienestar real que nuestro modelo económico nos está reportando hoy día, podríamos concluir que éste modelo actual se encuentra lejos de la homeostasis y dirigiéndose a un estado de demasiado equilibrio (muerte o sumidero) del que será difícil salir.
Así, un ser complejo pluricelular no es resultado de un diseño, cada una de sus partes o células tiene "telos" (propósito o fin homeostático, Antonio Damasio lo llama "conatus"), y la clave de la evolución hacia la complejidad y el bienestar es que las partes más simples delegan parte de su 'telos' para configurarse en un organismo superior. Es la simbiogénesis de Lynn Margulis. Algo que emerge del sistema que no se explica como suma o producto de sus partes y por tanto no es "diseñable", como el reduccionista pensamiento lineal quiere hacernos ver. Una sinfonía que se forja a un ritmo muy lento, en el que las 'notas' y los 'silencios' son igual de importantes.
Pero Ziran implica algo más profundo, y es que las membranas que creemos separan a unos organismos de otros solo son límites entre un escala u otra del mismo fractal. Los organismos no evolucionan al margen de la homeostasis del propio ecosistema en el que están inmersos. El ecosistema también tiene 'telos', tiene ziran. Y las fronteras que separan ecosistemas son en realidad canales de comunicación que les hacen conformar al organismo superior, Gaia. Gaia tiene ziran.
Tao y Agricultura Natural
Masanobu Fukuoka ideó una forma de cultivo a la que llamó "agricultura natural", que no sólo configuró filosóficamente, sino que también practicó a través del llamado método Fukuoka. Este método personal traspasó las fronteras del Japón y terminó configurando una referencia dentro de la agricultura natural y de la permacultura en el mundo.
El método de Fukuoka persigue reproducir las condiciones naturales tan fielmente como sea posible. Sus practicantes afirman que el suelo se enriquece progresivamente y la calidad de los alimentos cultivados aumenta, y todo ello sin esfuerzo.
Su sistema se basa en respetar, e incluso potenciar, los ciclos naturales, de manera que estos aseguran una mejor calidad del crecimiento de las plantas. Mediante sencillas intervenciones en el momento adecuado, permite reducir considerablemente el tiempo de trabajo. Estas intervenciones se basan en la interacción de biosfera y suelo.
Principios de trabajo de Fukuoka:
- No arar: de esta forma se mantiene la estructura y composición del suelo con sus características óptimas de humedad y micronutrientes.
- No usar abonos ni fertilizantes: mediante la interacción de los diferentes elementos botánicos, animales y minerales del suelo, la fertilidad del terreno de cultivo se regenera como en un ecosistema no perturbado.
- No eliminar malas hierbas ni usar pesticidas: estos últimos destruyen los microorganismos del suelo. Fukuoka propone una interacción entre plantas que enriquece y controla la biodiversidad del suelo. La presencia de insectos puede equilibrarse en un cultivo.
- No podar: dejar a las plantas seguir su curso natural.
- Sembrar mediante bolas de arcilla llamadas Nendo Dango.
Estos radicales principios de trabajo se basan en la filosofía Wu Wei: no hacer, o, más exactamente, no intervenir o forzar las cosas.
Tao y recolección silvestre
Añadamos a los principios de Fukuoka:
- No sembrar.
- Recolectar de muros para afuera ... y ya puestos, eliminar los muros del huerto.
- En lugar de tratar de emular un micro-cosmos gaiano en nuestro huerto, hacer de todo Gaia nuestro lugar de exploración, aprendizaje y recolección (desde los principios de la frugalidad y suficiencia, respetando sus ritmos, sin interferir en sus ciclos, sin explotarla, claro).
Las variedades silvestres, de las que nosotros en su día seleccionamos las domesticadas, son mucho más nutritivas por el mero hecho de que se han dotado de más propiedades y más complejas para subsistir en un ambiente más complejo e infinitamente más diverso. Al domesticarlas en un ambiente mucho menos complejo y dejar de servirles todas esas propiedades, muchas de ellas se perdieron.
Obviamente, hoy día, debido al sobrepasamiento humano, una vida sustentada en la recolección silvestre no es escalable para todos, ni tan siquiera para una minoría, no obstante, sí veo interesante recuperar ese conocimiento y practicarlo, no ya como método de supervivencia, sino como método de desarrollo humano y comunitario en los términos taoístas, para que el ego deje de ser una barrera entre el humano y Gaia, entre el humano y el humano, entre el humano y su propio interior, y pase a ser de nuevo un canal de comunicación y enriquecimiento entre todas esas entidades.
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