Friday, October 22, 2021

SUPERANDO LOS LÍMITES

Función sigmoidea. Imagen de "Los límites ambientales del crecimiento poblacional: Figura 1," de OpenStax College, Biology, CC BY 4.0


Este texto se ha inspirado en parte en ideas de "Sapiens" de Yuval Noah Harari, de "El crepúsculo de las máquinas" de John Zerzan y de "Reencontrando a Gaia" de Carlos de Castro, a veces, incluso tomando frases casi literales de los textos originales.

Cabe resaltar la gran discrepancia de pensamiento existente entre estos tres autores. En particular, hay que destacar el rechazo que Carlos de Castro manifiesta hacia la influencia que "El gen egoísta" de Richard Dawkins ha ejercido sobre el pensamiento de Harari. Cualquier impresión extraida de este texto que lleve a la conclusión de que exista afinidad entre estos autores debería entenderse como un resultado del esfuerzo unificador del que escribe estas líneas.

 

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Nuestro problema como sociedad humana actual no es que no actuemos de manera global, sino que cuando actuamos globalmente no redunda en nuestro beneficio. Actualmente los humanos ya actuamos como un ente globalizador. Ya hay una conciencia colectiva que nos dirige. Somos hormigas que hemos delegado nuestro "telos" (propósito o fin) al hormiguero. Y el hormiguero que ha emergido de la multiplicidad de esas naturalezas humanas, domesticadas por la cultura y la historia, es un hormiguero de producción y consumo aberrantes.

Soñamos con mecanismos de democracia directa que permitan a la población desplegar la conciencia colectiva que nos ayude a reconectar con Gaia. Edenismo, progresismo o utopismo. Llevamos desde los filósofos griegos dándole vueltas a esta contradicción que supone pretender domar al sistema complejo emergente desde dentro del propio sistema. Pero no parece lógico que las partes del sistema domadas por él puedan llegar a domar al propio sistema.

Las comunidades sencillas o poco complejas sí podrían albergar partes libres dentro de sí, entendiendo la libertad de esas partes como la capacidad para influir beneficiosamente sobre su comunidad.

Parece que fue inevitable transitar desde muchas culturas pequeñas a unas pocas culturas grandes y finalmente a una única sociedad global. Y la dinámica de la historia durante este tránsito hacia sociedades más complejas no se ha dirigido a mejorar el bienestar humano. Las culturas que más éxito han tenido en la historia no han sido las mejores para Homo sapiens. La evolución cultural se ha basado en la replicación de unidades de información cultural o "memes", y las culturas que más éxito han tenido han sido las que han sobresalido en la reproducción de sus "memes", con independencia de los costes y beneficios para sus anfitriones humanos.

Cualquier intento de diseño de "memes" por parte de las hormigas no puede dar como resultado un comportamiento del organismo hormiguero en beneficio de las hormigas. El hormiguero siempre sigue su propia dinámica y las hormigas han entregado su "telos" al hormiguero. Estamos hablando de un sistema caótico de nivel dos, que reacciona a las predicciones o controles que se pretenden ejercer sobre él desde dentro, con el consiguiente resultado impredecible (un ejemplo de sistema caótico de nivel uno sería el clima, que sí se presta a cierta predicción).

La tendencia de nuestro hormiguero humano ha sido al aumento de complejidad constante. La complejidad en Gaia también ha tendido siempre a aumentar. Este aumento siempre se ha ido encontrando con límites de recursos y energía (límite de la función sigmoidea que caracteriza al crecimiento de sistemas complejos). Pero Gaia, ha ido solucionando o superando estos límites gracias a la simbiosis, mediante la cual, organismos con telos propio pasaban a ser partes de organismos superiores, delegando su telos propio al organismo superior: la eucariota es la simbiosis de bacterias y virus; un pluricelular es la simbiosis de eucariotas, bacterias y virus; un termitero es la simbiosis de pluricelulares, eucariotas, bacterias y virus; un bosque tropical es la simbiosis de termiteros, organismos, eucariotas, bacterias y virus. Gaia es la simbiosis de ecosistemas. Quizás, incluso algo más allá a partir de la simbiosis entre diferentes gaias (panspermia).

Así es como se comporta la biología, sistemas abiertos que cooperan e intercambian información y energía a través de sus permeables fronteras (membranas), para así conseguir reciclar materia a tasas de más del 95% y poder superar de esa forma los límites al crecimiento de la complejidad.

Pero la psicología o cognición, como emergencia de los organismos complejos, no ha parecido seguir con los humanos el patrón de la biología. Se ha terminado organizando mediante sistemas cerrados que compiten entre sí. La primera y más importante frontera impermeable es la que nos separó de la propia Gaia, y que solo hemos ido usando para extraer de ella y arrojar nuestra basura tóxica. Esa falta de permeabilidad entre los componentes del sistema es lo que impide el reciclado eficiente de materia, y por tanto un uso renovable de la energía, y de ahí que nos hayamos topado con un límite ineludible al crecimiento de nuestra complejidad.

Pero en primera instancia, a pesar de esa tendencia impermeabilizante, pudimos llegar hasta la cima de nuestra complejidad gracias a la capacidad cognitiva de imaginar realidades cohesionadoras (memes). Esa capacidad cultural de doble filo es la que a la larga nos impermeabilizó de Gaia y de nuestra comunidad local, convirtiéndonos en seres individuales, domesticados y aislados y, que a su vez, finalmente, nos cohesionó globalmente como el hormiguero que ahora somos: un hormiguero de seres desconectados y aislados entre sí pero dirigidos globalmente por su cultura estandarizadora.

Ahora, una vez sobrepasada la capacidad de carga del sistema biológico que sustenta a esta emergencia cognitiva que es nuestro propio sistema, el destino ineludible es que disminuya su complejidad (colapso). Si sucede rápido, el sistema que nos alberga podrá recuperarse pronto y eso nos permitirá medrar ante un nuevo abanico de posibilidades, pero si sucede lento y seguimos socavando la capacidad de carga exterior por mucho tiempo, la caída final será tan profunda que bien podríamos enfrentarnos a la extinción o la vuelta al paleolítico.

Por otro lado, no parece que el ser humano constituya la cúspide de la complejidad, a nivel de organismo biológico individual, y se espera que la evolución (de la mano de Gaia, no de la mano de la tecnología humana que irá a menos) traiga consigo organismos mucho más complejos que los seres humanos [1, 2], al menos si cuantificamos la complejidad como la información útil que puede albergar la cadena de ADN, ya que esta medida está lejos de haber alcanzado su límite.

Así, aunque parece que la actual naturaleza humana está condenada a estropearlo todo en cuanto la capacidad de carga del sistema huésped está lo suficientemente recuperada para permitir su tendencia al crecimiento sin reciclado, puede que no estemos ante el final o el fracaso de la cognición. Puede que aún Gaia consiga dar forma a seres auto-conscientes permacultores. Pero Gaia no es una diosa perfecta. Ya antes ha experimentado "extinciones" que provenían de ella (e.g. reducción de anaeróbios por la oxidación de la atmósfera), y, aunque si bien es cierto que casi siempre ha sabido sacar partido de las mismas (e.g. la oxidación incrementó en un orden de magnitud la tasa metabólica), también a veces comete "errores" en su proceso de "ensayo/error" hacia el perfeccionamiento.

El reparto de energía/información sucede mediante la resolución de gradientes a través de las membranas permeables de las partes que constituyen este fractal jerárquico orgánico que es Gaia. Este reparto y las posibilidades de acelerarlo a nivel local se maximizan mediante la diversidad: cuanta más diversidad de partes exista dentro de cada capa jerárquica y cuanta más diversidad de jerarquías anidadas existan.

Nuestro sistema cognitivo humano, en su tendencia estandarizadora funciona justo al revés. Nuestra capacidad de reciclado a nivel global siempre estará a años luz de las tasas óptimas de Gaia, y eso es porque nuestra economía es una amalgama de agentes con membranas impermeables en cuanto al reparto de conocimiento y energía, que interactúan (o mejor, compiten) siguiendo los "memes" impuestos por una evolución cultural que no podemos dirigir.  

La ley de la entropía rige nuestro universo. La energía e información tienden a dispersarse, y los seres complejos las retienen momentáneamente porque eso permite al final que el reparto o dispersión hacia su exterior sea mayor que sin ellos. Marte, Venus y Titán generan menos entropía por metro cuadrado que la Tierra. Y la biosfera juega seguramente el papel diferenciador.

Puede que los humanos en nuestro estado genético actual seamos un "error" de Gaia, pero la tendencia general de Gaia es a perfeccionarse. Y no podría ser de otra manera en este universo, si entendemos esa perfección como la mejor forma de cumplir con la ley de la entropía, esto es, maximizar el reparto energético y de la manera más rápida a nivel local.

Si los seres humanos tuviéramos, como sueñan los transhumanos posmodernos, la capacidad de modificar nuestra propia genética o fronteras físicas, si tuviéramos la capacidad de agotar hasta la última gota de la energía y materiales a nuestra disposición para poder trascender nuestra biología y poder así dirigir nuestra propia evolución, llegaríamos, tras muchos fracasos y suponiendo que pudiéramos superarlos, a la conclusión de que la mejor inteligencia artificial es la que imita a los seres cognitivos biológicos actuales, que la mejor nanotecnología es la que imita a los microbiomas, que la mejor forma de perpetuarse es conseguir reciclar por encima del 95%.

Acabaríamos exprimiendo la última gota de vida para acabar reinventando la propia vida. Vida emergiendo artificialmente de la vida auto aniquilándose. Afortunadamente, el violento choque contra nuestros límites impedirá acometer semejante delirio autorreferente.

Friday, October 8, 2021

CARTA A UNA HUMANISTA


 

Esta es mi respuesta a una persona participante en un foro de Internet llamado "Colapso". Nuestro "encontronazo" comenzó con una crítica mía hacia las instituciones europeas. Su malestar vino cuando relacioné esas instituciones, grandes garantes mundiales de la "democracia", con la corporatocracia capitalista.

Para aleccionarme, me remitió a un artículo donde el autor distingue entre neoliberalismo y social-democracia, tratando de hacer ver que la segunda nos salva del primero.

A continuación mis impresiones (que valgan también de resumen) después de leer atentamente ese largo artículo.

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Es interesante el esfuerzo que hace el autor por analizar en profusión el movimiento neoliberal (en particular el europeo) y así conseguir diferenciarlo o aislarlo de la social-democracia, donde parece que él se encasilla. Diríase que su esfuerzo polarizador, tiene un efecto auto-exorcista que consigue salvarle y posicionarle en el lado de los "buenos". Pero en realidad la razón de ser de ambos polos se halla entrelazada en la misma matriz histórica común.

Como aperitivo, me remito a un par de párrafos de un artículo de Álex Corrons donde trata la falta de coherencia de Unidas Podemos con el ideario decrecentista, y que me sirve como introducción:

"Promover el decrecimiento obliga a apostar por la economía local, las monedas sociales con carácter ético, la soberanía alimentaria, los espacios de autogestión, abandonar el productivismo y el extractivismo, y es antagónico al proyecto que propone Podemos, en el que el Estado es el principal garante del bienestar, y en el que se asume el discurso del crecimiento como fuente de bienestar y progreso, para conseguir el apoyo electoral. Creo que cometen un error muy grave al adoptar como propia la postura del crecimiento y por tanto del capitalismo. El keynesianismo es pan para hoy, hambre para mañana, y lo que es peor, ya es hambre hoy para una parte importante de la humanidad y para la naturaleza. Hoy deberíamos hablar de dos posturas antagónicas: una es el productivismo, defendido por los neoliberales en forma de darwinismo social y por los socialdemócratas en forma de reparto de los beneficios dentro del marco de las democracias liberales capitalistas, y por otro lado, la postura de la reconciliación con la naturaleza y con el buen vivir defendida desde el 'ecologismo libertario', de los que hay muchos ejemplos que no necesariamente se reconocerán todos con esta etiqueta."

"La socialdemocracia es el salvoconducto del sistema totalitario mercantil. Decir que se puede 'salir de la crisis', 'acabar con la corrupción' o 'recuperar el crecimiento económico' -mediante dinero deuda o devaluación, y explotación de recursos finitos-, es asumir que este sistema tiene remedio -eso a lo que los socialdemócratas llaman 'realismo'-, frente a las personas que nos oponemos a esta aceptación servil del orden establecido. El neoliberalismo y la socialdemocracia son las dos caras de la misma moneda: cuando una de las dos caras se desgasta, aparece la otra como solución única a nuestros problemas. El Estado y la delegación del poder en unas minorías que se erigen como los 'sabios gestores' o como los 'gestores honrados y generosos', nos impiden avanzar por el camino de la democracia directa, la autogestión, la emancipación y del cuidado de la naturaleza y la vida."

Ahora, antes de entrar en materia con partes concretas del artículo, quisiera extraer algunos párrafos de "Sapiens" de Harari. Que conste que no hago apología del pensamiento de este señor, tan solo lo cito últimamente por puro morbo transgresor, ya que me viene al pelo tanto para soliviantar a los del "mainstream" (la mayoría), como a los cuatro gatos eco-libertarios. Todos tenemos prejuicios e influencias y nos esforzamos en la imposible empresa de describir con objetividad la matriz en la que estamos inmersos y nos condiciona, así, Harari, aunque intenta desmarcarse fríamente de todo dogma, le delata su tecno-optimismo, posmodernismo, transhumanismo, neodarwinismo, etc., y esto enerva a eco-libertarios. Sin embargo, de manera inconsciente y magistral, en su afán por deconstruir todos los mitos que nos llevaron a la modernidad, involuntariamente allana el camino a eco-socialistas y decrecentistas, lo que a su vez exaspera a los del "mainstream". Algún día escribiré un artículo criticando sus ideas transhumanistas, pero ahora, algunas de sus reflexiones me servirán para justificar porqué neoliberalismo y la socialdemocracia son, como dice Álex Corrons, dos caras de la misma moneda (las aclaraciones entre corchetes son mías):

"Hoy en día se suele considerar que la religión es una fuente de discriminación, desacuerdo y desunión. Pero, en realidad, la religión ha sido la tercera gran unificadora [estandarizadora] de la humanidad, junto con el dinero [mercado] y los imperios. Puesto que todos los órdenes y las jerarquías sociales son imaginados, todos son frágiles, y cuanto mayor es la sociedad, más frágil es. El papel histórico crucial de la religión ha consistido en conferir legitimidad sobrehumana a estas frágiles estructuras."

"El comercio, los imperios y las religiones universales acabaron por situar prácticamente a todos los sapiens de todos los continentes en el mundo global en el que vivimos en la actualidad. Este proceso de expansión y unificación no fue lineal y no careció de interrupciones. Pero si consideramos el panorama general, la transición desde muchas culturas pequeñas a unas pocas culturas grandes y, finalmente a una única sociedad global ha sido probablemente un resultado inevitable de la dinámica de la historia humana. Pero decir que una sociedad global es inevitable no es lo mismo que decir que el resultado final tenía que ser el tipo concreto de sociedad global que ahora tenemos."

"No podemos explicar las opciones que la historia hace, pero podemos decir algo muy importante sobre ellas: las opciones de la historia no se hacen para beneficio de los humanos. [..] la dinámica de la historia no se dirige a mejorar el bienestar humano. No hay base alguna para pensar que las culturas que más éxito han tenido en la historia son necesariamente las mejores para Homo sapiens. Al igual que la evolución, la historia hace caso omiso de la felicidad de los organismos individuales. Y los individuos humanos, por su parte, suelen ser demasiado ignorantes y débiles para influir sobre el curso de la historia para su propio beneficio."

"La edad moderna ha asistido a la aparición de varias religiones de ley natural nuevas como el liberalismo, el comunismo, el capitalismo, el nacionalismo y el nazismo. A estas creencias no les gusta que se las llame religiones, y se refieren a sí mismas como ideologías. Pero esto es solo un ejercicio semántico. Si una religión es un sistema de normas y valores humanos que se fundamente en la creencia en un orden sobrehumano, entonces el comunismo soviético no era menos religión que el islamismo."

"[..] en la actualidad el norteamericano medio es simultáneamente un nacionalista (cree en la existencia de una nación que ha de desempeñar un papel especial en la historia), un capitalista de libre mercado (cree que una competencia abierta y la búsqueda del interés propio son las mejores alternativas de crear una sociedad próspera) y un humanista liberal (cree que los seres humanos han sido dotados por su creador de determinados derechos inalienables)."

"Las religiones teístas santifican a los dioses. Las religiones humanistas adoran a la humanidad o, más concretamente, a Homo sapiens. El humanismo es la creencia de que Homo sapiens tiene una naturaleza única y sagrada, que es fundamentalmente diferente de la naturaleza de todos los demás animales y de todos los otros fenómenos. Los humanistas creen que la naturaleza única de Homo sapiens es la cosa más importante del mundo, y que determina el significado de todo lo que ocurre en el universo. El bien supremo es el bien de Homo sapiens. El resto del mundo y todos los demás seres [incluidos algunos sapiens cuyo sacrificio les parece inevitable] existen únicamente para el beneficio de esta especie."

"Todos los humanistas santifican a la humanidad, pero no se ponen de acuerdo sobre su definición. El humanismo se ha dividido en tres sectas rivales que luchan por la definición exacta de <<humanidad>>, de la misma manera que las sectas cristianas rivales luchaban por la definición exacta de Dios. En la actualidad, la secta humanista más importante es el humanismo liberal, que cree que la <<humanidad>> es una cualidad de los humanos individuales, y que la libertad de los individuos es por lo tanto sacrosanta. Según los liberales, la naturaleza sagrada de la humanidad reside en todos y cada uno de los Homo sapiens individuales. El núcleo interno de los humanos individuales da sentido al mundo, y es el origen de toda autoridad ética y política. Si nos encontramos ante un dilema ético y político, hemos de mirar dentro de nosotros y escuchar nuestra voz interior, la voz de la humanidad. Los principales mandamientos del humanismo liberal están destinados a proteger la libertad de esta voz interior frente a la intrusión o el daño. A estos mandamientos se les conoce colectivamente como <<derechos humanos>>."

"Aunque el humanismo liberal santifica a los humanos, no niega la existencia de Dios y, en realidad, se basa en creencias monoteístas. La creencia liberal en la naturaleza libre y sagrada de cada individuo es una herencia directa de la creencia cristiana tradicional en las almas individuales libres y eternas. A falta de almas eternas y de un Dios Creador, a los liberales les resulta embarazosamente difícil discernir qué es lo que tiene de tan especial el sapiens individual."

"Otra secta importante es el humanismo socialista [o lo que yo llamo izquierdismo, después de leer a Unabomber]. Los socialistas creen que la <<humanidad>> es colectiva y no individualista. Consideran sagrada no la voz interna de cada individuo, sino la especie Homo sapiens en su conjunto. Mientras que el humanismo liberal busca la mayor libertad como sea posible para los humanos individuales, el humanismo socialista busca la igualdad entre todos los humanos. Según los socialistas, la desigualdad es la mayor blasfemia contra la santidad de la humanidad, porque confiere privilegios a cualidades secundarias de los humanos por encima de su esencia universal. Por ejemplo, cuando se conceden privilegios a los ricos por encima de los pobres, esto significa que valoramos el dinero más que la esencia universal de todos los humanos, que es la misma tanto para los ricos como para los pobres."

"Al igual que el humanismo liberal, el humanismo socialista está construido sobre cimientos monoteístas. La idea de que todos los humanos son iguales es una versión renovada de la convicción monoteísta de que todas las almas son iguales ante Dios. La única secta humanista que se ha liberado realmente del monoteísmo tradicional es el humanismo evolutivo, cuyos representantes más famosos son los nazis. Lo que distinguía a los nazis de otras sectas humanistas era una definición distinta de <<humanidad>>, que estaba profundamente influida por la teoría de la evolución. En contraste con otros humanistas, los nazis creían que la humanidad no es algo universal y eterno, sino una especie mutable que puede evolucionar o degenerar."

Lo siento, esto se ha hecho demasiado largo. Vamos ya con el artículo recomendado por la destinataria de esta carta:

"[..] los neoliberales comenzaron a poner cada vez más en funcionamiento un mundo partido entre Estados y mercados, donde los primeros servirían para salvaguardar el buen funcionamiento de los segundos. Donde la economía de mercado estaría por encima de la democracia."

Aquí, desde el principio el autor se posiciona en su principal tesis, estableciendo la dicotomía democracia/mercado, como si fueran capas inconexas de la sociedad, obviando que ambas han evolucionado en retroalimentación mutua.

"Una hoja en la rama de un árbol que se mueve según el viento en una tormenta. Y ese espacio que tiene la hoja es su libertad. Tiene libertad de moverse con las fuerzas del viento que la está empujando. Para experimentar la libertad, tenemos que hacerlo dentro de un espacio de intercambio monetario. Así que creo que, para todos los neoliberales, la libertad es el descubrimiento de partes desmercantilizadas de la vida humana, y luego mercantilizarlas y convertirlas en cosas que pueden ser intercambiadas en el mercado. Y eso es muy diferente de la forma en que otras personas piensan en la libertad, en particular lo que defienden los socialistas. [..] El punto clave del neoliberalismo es que si quieres un sistema basado en el individualismo, entonces necesitas diseñar un sistema dentro del cual el individuo pueda ser libre."

He de reconocer que este análisis acerca del concepto de "libertad" neoliberal es bastante interesante, aunque esto no aporte nada al debate que tenía entre manos con mi interlocutora.

"Para los neoliberales, el BCE fue demasiado débil y demasiado pasivo en su tratamiento de los países del sur de Europa. Y al rescatar, entre comillas, a los prestamistas alemanes en lugares como Grecia, en realidad rompieron sus propias reglas, rompieron su propio mandato. Y se produce este nuevo mundo de tasas de interés cero, de la flexibilización cuantitativa, y siguen alarmando, contra toda evidencia, que inevitablemente conducirá a la inflación. [..] Por lo que hay un lado de los liberales que su respuesta se centra en cómo el Estado solo necesita tomar más medidas y que los bancos necesitan seguir sus propias reglas. Quieren que haya un límite de déficit que se mantenga, incluso para Alemania y Francia. Y por eso se oponen a los fondos de estabilización y todo lo relacionado con la respuesta al coronavirus. Piensan que el Estado solo tiene que cumplir con sus propios principios y que el Tratado de Maastricht tiene que ser seguido al pie de la letra. [..] Y esa es la solución más popular ahora mismo entre los intelectuales neoliberales, desconectar el movimiento supranacional, volver a la nación y usar eso como base para gestionar el capitalismo y fomentar la competencia. Hacer que se compita entre Estados para bajar los impuestos y salarios. Ven que esta opción es mejor que la ampliación supranacional, donde sólo produce más hinchazón burocrática y, tal vez, un cambio político hacia la izquierda."

Aquí ya nos presenta sin tapujos otra de sus locas tesis: que el hecho de que los bancos centrales sobrepasen los límites de deuda y que se haga imposible pagar los intereses ha demostrado ser inocuo para el sistema, afirmando además que esta tesis es la que distingue a socialdemócratas de neoliberales. Nos presenta al BCE como hermanita de la caridad, desmarcado de las políticas neoliberales. Parece que no se ha enterado de lo que explican en este artículo a propósito de que EU no haya sido capaz de encontrar un procedimiento común de intervención (tipo coronabonos) en la crisis del covid-19:

"[..] el BCE ha decidido que los títulos de la deuda pública soberana tendrán más valor cuanto más reducido sea el peso del endeudamiento público. Y los bancos compran esos títulos, aun a costa de tener que pagar dinero por ellos, para poder entregarlos como colateral cuando piden liquidez al Banco Central. Y este es el meollo de la cuestión: Holanda y otros países similares han reducido la deuda pública a base de inflar la deuda privada. La destrucción de lo público ha alcanzado tal gravedad que hoy en Holanda los fondos de pensiones privados aportan una cuantía mayor de renta que las pensiones públicas a los jubilados holandeses; o en Alemania, donde el gasto público en pensiones para una población que duplica la española es similar. Los títulos de deuda del sur de Europa son de los más deseados por esos fondos de pensiones. Por tanto, nada más lejos de las intenciones de esos socios del Euroclub que permitir que a todos nos cueste lo mismo el endeudarnos. No hay que permitir que se reduzcan a cero los intereses que pagamos los mediterráneos porque una parte de nuestros impuestos, a través del servicio de la deuda, tiene que seguir pagando las pensiones de los jubilados de los endeudados países nórdicos."

Continuamos con el artículo de mi "amiga" ...

"Los neoliberales ahora están preocupados porque creen que la Unión Europea comenzó con una buena disciplina que favorecía el mercado, pero que ahora se está convirtiendo en esta entidad socialista verde suave y muy grande."

Esa entidad socialista "verde" "suave" en realidad es:

  • la que decide que muera gente ahogada en el Mediterráneo o vea sus derechos humanos dilapidados en campos de concentración
  • la que ha visto en la última década reducidos sus niveles de contaminación y CO2 porque ha exportado su producción a Asia para reducir costes laborales y ambientales
  • la que chantejeó a Grecia amenazándola con la bancarrota después de que los griegos votaran en referéndum y apoyaran mayoritariamente una vía alternativa para salir de la crisis
  • la que quiere expoliar y destruir el medio ambiente congoleño para traer a Europa hidrógeno "verde" con un tren a diésel
  • la que va a promover que se expolie y destruyan comunidades resilientes rurales para que se pueda extraer litio de Portugal y Extremadura
  • etc.
 
"En los años 90, los nuevos partidos liberales hicieron alianzas con los etnonacionalistas. Y con el tiempo, el neoliberalismo se desvaneció y el etnonacionalismo dominó. Pero lo que señalo en el libro y que creo que es importante ver es que muchas de estas facciones neoliberales que iniciaron estos partidos en realidad no necesitaban ser convencidas de que la cultura importa y la raza importa, porque esto, en realidad, ya era un compromiso que hicieron en esa alianza, ya era parte de su pensamiento. La cáscara económica está en realidad marcada por los rasgos culturales y las diferencias culturales."

Sí, es interesante cómo explica la relación tejida entre humanismo liberal, humanismo evolutivo y nacionalismo, lo que no ve es que el humanismo socialista también está entretejido con los otros humanismos.

"La nueva normalidad es que protejas tus propios productos, que intentes romper las cadenas de suministro internacionales para traerlos a tu propia casa, se espera que se desarrolle algún nivel de autosuficiencia y desacoplamiento, etc. Estados Unidos está en ello y Canadá se ha sumado. Así que ese es el primer gran cambio. Creo que esto señala el fin del estilo de globalización mundial de los años 90."

Lo que él llama eufemísticamente "fin del estilo de globalización mundial" yo lo llamaría pérdida de complejidad del sistema, o lo que venimos llamando por aquí, colapso.

"Las medidas de gasto de Biden solo son posibles tras la ruptura del hechizo de la fobia a la inflación. La viejas ortodoxias económicas ya no tienen evidencia empírica de esa temida inflación, nadie les cree ya en Washington."

Aquí vuelve a la carga con la segunda de sus tesis principales: que el sistema se ha hecho inmune a la inflación. Esto ya no se corresponde con la realidad, ahora la híper-inflación sí empieza a verse como algo real, se nota que el artículo es de mayo de 2021. Creo que el autor, de todas formas, no entiende bien cuál es la amenaza. Creía que el que no aludiera para nada al tema de límites biogeofísicos al crecimiento, a parte de una frívola alusión al cambio climático, era simplemente porque a él le parecía que quedaba fuera de tema, pero ahora veo que es por puro desconocimiento.

El hecho de poder incrementar el techo de deuda sin límite tiene consecuencias funestas, por ejemplo, permite que se reproduzcan burbujas del estilo del shale oil (fracking). Se sabe que estas fuentes de energía tienen tasas de retorno energético próximas a uno o inferiores, como prueba el hecho de que se haya incurrido en pérdidas multimillonarias desde sus inicios, sin embargo, el hecho de poder endeudarse sin fin, ha permitido que EEUU siga basando su economía en el petróleo, en lugar de adaptarse al peak oil, han dejado que su economía estructuralice su carencia total de resiliencia. Ahora que los bancos ya no van a seguir financiando el fracking, empezarán a depender demasiado del petróleo de fuera, y eso hará que todo se encarezca allí, o sea, inflación, justo lo que nuestro autor niega que se vaya a dar.

A eso es a lo que nos lleva la deuda infinita, a seguir tirando el balón hacia delante para poder negar que hemos tocado unos límites que nos fuerzan a cambiar nuestras economías. Podría pensarse que si la deuda se usa para fotovoltáica o molinillos (como quieren los socialdemócratas europeos o los capitalistas verdes de EEUU), pues sí que estaríamos volviéndonos resilientes, pero no es así en absoluto, por muchos motivos, pero, principalmente, porque las renovables son subsidiarias de las fósiles y siempre lo serán.

"Todo esto hará que se empiece a relocalizar la industria en países que antiguamente eran industriales, como Estados Unidos, y puede que se cree algo de empleo. Aunque lo más probable es que sean grandes fábricas automatizadas y robotizadas controladas solo por unas pocas personas."

Vuelve a reconocer eufemísticamente el colapso. Pero lo de las fábricas robotizadas destila tecno-optimismo a lo bestia, en definitiva, ignorancia (¿deliberada?) de los límites al crecimiento, y en esto, neoliberales y socialdemócratas coinciden plenamente.

En definitiva, este artículo deja bien patente la pugna actual entre neoliberales (aliados con etnonacionalistas) y socialdemócratas por imponer sus tesis de cara a poder reparar un sistema económico que se demuestra ahora más que nunca esencial y estructuralmente fallido. Es el libre mercado lo que ambos pretenden salvar, unos con el pretexto de que es la única forma de producir la riqueza que necesita ser distribuida equitativamente, y otros con el pretexto de que para que a muchos les lleguen gotitas es necesario que unos pocos se ahoguen en abundancia.

Y el problema de ceguera de ambos es creer que se puede seguir ignorando que para producir riqueza hay que seguir triturando una base de sustento que ya no nos soporta, con el peligro de que todo se desmorone.

Aunque ambas caras de la moneda en esencia sean lo mismo, es necesario escenificar esta pugna entre ellas, para que así la población crea que cuando los suyos "ganan" están consiguiendo algo en su lucha. Esa "lucha" y ese "algo" es siempre quimérico y alejado de la realidad física que de verdad nos amenaza, y eso es lo que interesa al poder, que la gente siga inmersa en su sueño y no despierte.

Son los mitos de la modernidad, los que nos hicieron creer que éramos dioses destinados al crecimiento infinito, lo que une a unos y a otros. Es el miedo a que sigan perdiendo legitimidad y validez estos mitos lo que les une en la empresa común de mantener ignorante a la población y seguir tirando balones hacia delante. Y así, continuaremos con este lento deterioro hasta que llegue el crujido final.