Wednesday, September 23, 2020

CARTA A REVOPROSPER

(Imagen de Casdeiro)
 

El siguiente texto fue mi respuesta a un artículo publicado en www.revoprosper.org por Neus Casajuana (https://www.revoprosper.org/2020/09/19/urge-descarbonizar-a-marchas-forzadas/). En primer lugar quiero decir que los contenidos y propósitos de esa web son de mi agrado y aplaudo su trabajo. Se habla de decrecimiento y cenit del petróleo de forma explícita, eso está bien. Lo que no me gusta tanto es que percibo un esfuerzo excesivo, y bienintencionado sin duda, por divulgar todo aquello que tenga que ver con la posibilidad, en mi opinión poco realista, de esquivar el colapso.

En el artículo se aplaude la propuesta de Ursula von der Leyen de reducir para 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero un 55% respecto a 1990 en la UE. Para mí esa propuesta, además de ser un brindis al sol, se queda corta en relación a las necesidades reales de decrecimiento que tenemos por delante para enfrentar la crisis climática y ecológica.

Se dice también que la solución pasa por exigir a nuestros gobiernos que se apliquen políticas del estilo de las "Cuotas negociables de energía" (TEQs acrónimo en inglés) o los "Impuestos al carbono y dividendos" (Fee and Dividend en inglés). A mí todo eso me lleva a eco-incógnita.

Es sabido que el ahorro y la eficiencia no funcionan sin racionamiento de la energía: como la energía añade valor a las cosas, permite ganar dinero, entonces, sin racionamiento, en una economía donde el objetivo es ganar el máximo dinero, el ahorro y la eficiencia de unos lleva a que quede una energía libre que será aprovechada por otros rápidamente para ganar dinero.

Pero estas medidas, aunque proponen un mecanismo de racionamiento, permiten la compra-venta de los derechos sobre el uso del carbono. Pretenden que el capitalismo y el libre mercado, y la libertad de hacer el uso que se quiera de la energía (fabricando estupideces), pueden continuar sin problemas en un contexto regulado de energía global menguante.

Si permitimos que el objetivo de la economía siga siendo la maximización de beneficios, cuando la energía disponible es cada vez menor, estos beneficios acabarán obteniéndose a base de más degradación ecosistémica y más incremento de la pobreza social. Así, se conseguirá con estas medidas, que los ricos puedan consumir más barato lo que los pobres ya no puedan permitirse, incrementándose las desigualdades en contra del pretendido carácter social. Y si suprimimos lo social del eco-socialismo, podemos acabar en eco-fascismo.

 

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Neus, me gustaría hacer notar que incluso la propuesta de Ursula von der Leyen puede que se quede bastante corta. Eso es “solo” una reducción de emisiones del 8% anual. Al menos a nivel de emisiones globales necesitamos unas tasas de reducción mayores.

Según lo explicado en un artículo de Timothy Lenton de 2019 (https://www.nature.com/articles/d41586-019-03595-0), si queremos tener al menos un 50% de posibilidades de no superar los 1.5 grados cent. por encima de niveles preindustriales, sólo podemos emitir 500 Gt de CO2 adicionales (el budget de CO2 lo llaman). Pero teniendo en cuenta que las emisiones del Permafrost se llevarían por delante 100 Gt de ese budget y la degradación del Amazonas y bosques boreales otras 90 Gt y 110 Gt respectivamente, solo nos quedarían 200 Gt disponibles para emitir.

Para poder cumplir con este draconiano presupuesto, como actualmente quemamos cerca de 40 Gt en un año, tendríamos que decrecer en emisiones de CO2 a un ritmo del 17% anual durante 20 años, para llegar a emisiones nulas sin pasarnos de esas 200 Gt. Así emitiríamos 190 Gt en total. Esto es la suma de 20 numericos 33.2+27.6+22.9+…+2.9+2.4+2+1.7+1.4+1.2+1 = 190 (cada sumando es la cantidad emitida en cada uno de los 20 años, que se va reduciendo en un 17% cada año). Pero 17% es más del doble de lo que Ursula propone.

No obstante, lo que decía el informe del IPCC de 2018 respecto al budget disponible de CO2 para no superar los 1.5 grados cent., es que debíamos alcanzar emisiones cero alrededor del 2055. Esto supone una reducción anual del 10%, partiendo de las 40 Gt en 2020. Pero, lamentablemente, este escenario de reducción incumple el budget de 200 Gt al que se alude en el artículo de Lenton, ya que la suma de los 35 valores correspondientes a los 35 años de reducción asciende a 350 Gt.

Como podemos comprobar, no es fácil dilucidar cuánto necesitamos decrecer para evitar entrar en escenarios catastróficos del calentamiento global (2 grados cent. por encima de niveles preindustriales). Eso es así, porque las distintas predicciones se basan en diferentes modelos matemáticos, cada uno de ellos asumiendo unas simplificaciones diferentes.

Lamentablemente, es más fácil saber lo que sí podemos decrecer que saber lo que debemos decrecer. Y lo que vamos a decrecer está completamente determinado por la situación de declive de la industria petrolífera. No es un declive motivado por la buena conciencia planetaria y determinación de nuestros políticos y poderes fácticos, es un declive impuesto por los límites biofísicos que ya han sido extralimitados.

El 81% de toda la energía que consume nuestra megamáquina viene de los combustibles fósiles. El 32% de toda la energía que consume nuestra megamáquina viene del petróleo. Esto no es caprichoso, y se debe a que la densidad energética y versatilidad del petróleo es muy superior al resto de fuentes de energía. Pero cada vez es más costoso extraer lo que queda de combustibles fósiles (la mitad aprox.) y la energía neta que se obtiene de ellos ya es cada año menor. Esto es la llegada del peak oil.

Según conclusiones del informe de la Agencia Internacional de la Energía de 2018 (analizado por Antonio Turiel en https://crashoil.blogspot.com/2020/04/la-tormenta-negra.html), si la producción de la ruinosa y depredadora industria del fracking se multiplica por tres, se pronostica una caída del sector petrolero de tan solo el 13% para 2025. Esto es una tasa de decrecimiento anual del 2.5% aprox. Pero si el fracking se multiplica por cero (y es lo más probable a juzgar por los datos https://crashoil.blogspot.com/2020/09/nadie-al-timon.html), la caída será del 40% para 2025. Esto ya es una tasa de decrecimiento del 10% anual aprox. Podemos asumir que la cantidad de emisiones de CO2 es exactamente proporcional a la cantidad de petróleo consumido, ya que si baja la cantidad de petróleo disponible, todo el resto de actividad que también genera emisiones bajará en una proporción similar debido a su dependencia del petróleo, porque es el petróleo la sangre que mueve nuestra megamáquina de producción y consumo.

Como podemos ver, no es seguro que el peak oil, aun devastando a la economía mundial, nos salve del calentamiento excesivo. Tan solo asegura un decrecimiento del 10%, lo que estaría de acuerdo con el presupuesto marcado por el IPCC, pero quedaría por debajo de lo exigido según el budget de las 200 Gt del artículo de Lenton.

Conviene por último hacer notar que administraciones y corporaciones, apelando al Green New Deal, al desarrollo sostenible, la digitalización, la des-materialización, etc, nos quieren hacer creer que podemos continuar enganchados a un montón de estupideces innecesarias sin dañar al planeta, pero eso es mentira: no se puede fabricar lo que consumimos hoy en día sin usar cantidades ingentes de energía fósil y recursos no renovables y sin seguir dañando los ya de por sí moribundos ecosistemas planetarios. Y no se puede llenar el planeta de coches eléctricos, paneles solares, baterías y molinillos sin usar cantidades ingentes de energía fósil y recursos no renovables y sin seguir dañando los ya de por sí moribundos ecosistemas planetarios. Todo eso es Greenwashing. Cortina de humo. Siempre se habla en los medios mainstream de que el objetivo es reducir emisiones dando a entender que esto se puede hacer sin decrecimiento económico, sin descenso del PIB. El enemigo siempre son las emisiones de CO2 y no nuestra manía de querer tener repletas las estanterías de los supermercados o los tanques de las gasolineras. Se vende que el capitalismo tiene arreglo, que sólo es cuestión de voluntad política y no es cierto.

El capitalismo por definición vive del flujo del capital y de su reproducción. El dinero se ha de mover y al hacerlo crece. Pero al hacer circular el dinero siempre hay un gasto energético, y el 81% de ese gasto es de origen fósil. El capitalismo no tiene arreglo, y además está muriéndose. Pero lo triste es que ni siquiera vamos a poder dar una alternativa eco-social a este sistema depredador. Aún no. Aún tenemos que sufrir la siguiente parada del “tren de la bruja” colapsista: el eco-fascismo.

Sí, los super ricos llevan tiempo preparándose para esto. Saben que a los pobres del tercer mundo no les va a hacer gracia enterarse de que ya no va a haber petróleo para que ellos puedan crecer, después de siglos esclavizados, habiendo creído que algún día el mágico efecto goteo del capitalismo les irrigaría lo suficiente. Saben que a los pobres del tercer mundo no les va a hacer gracia enterarse de que las élites del primer mundo les quiere dejar morir (literalmente) ante la debacle del calentamiento global y del resto de crisis globales, principalmente provocadas por los desmanes primer-mundistas. Saben que los pobres del mundo enfurecidos pueden aplastarlos y se han preparado para evitarlo y poder proseguir con su opulento estilo de vida a costa de quedarse para ellos solitos todo el menguante pastel fósil.

Se aproximan tiempos muy difíciles, sobre todo para los desarrapados del tercer mundo. Pero en el primer mundo la gente de a pie vamos a tener que escoger entre (a) entender que no podemos seguir con nuestro estilo de vida opulento y aceptar el camino de la frugalidad, o (b) creernos los "cantos de sirena digitales” de la manipulación corporativa y acabar poniendo en bandeja de plata el poder político en manos de las élites eco-fascistas. En mi humilde opinión, la ignorancia generalizada y embriaguez a la que estamos sometidos junto con nuestra adicción a lo accesorio, harán que escojamos la segunda opción. Ojalá me equivoque.

Wednesday, September 16, 2020

¿NOS SALVARÁ EL PEAK OIL DEL CALENTAMIENTO GLOBAL?

Para entender lo pertinente de la pregunta, antes conviene una introducción para profanos. Después de la introducción pasaremos a aventurar una respuesta basada en algunas referencias importantes.

** Introducción **

La pregunta lleva implícita la afirmación de que los humanos ya no pueden revertir de manera voluntaria, consciente y ordenada el mecanismo que ha hecho entrar a la biosfera en colapso, y que tan solo podemos apelar al declive impuesto por los límites biofísicos a nuestra civilización como factor mitigador. La megamáquina va sin timón y acelerando. La posibilidad de algún control humano hubiera requerido décadas de concienciación, cambio de hábitos y construcción de una economía alternativa frugal, al estilo Ted Trainer, que si a caso se ha llegado a dar, ha sido, tristemente, a nivel anecdótico y claramente insuficiente para evitar la siguiente parada del "tren de la bruja" colapsista, esto es, el afianzamiento del ecofascismo.

Cada vez más, está tomando fuerza la certeza de que ya hemos pasado (probablemente en 2018) el pico de producción del petróleo en todas sus variantes (convencional y no convencional) (https://crashoil.blogspot.com/2020/08/por-que-no-hace-falta-preguntar-cuando.html). El resto de combustibles fósiles y el uranio también están a las puertas de cruzar, o ya lo han hecho, su pico de producción. Esto es, ya hemos sobrepasado el máximo de la curva de Hubbert y nuestro sueldo energético ya se está reduciendo un poquito más cada año.

El 81% de toda la energía que consume nuestra megamáquina viene de los combustibles fósiles. El 32% de toda la energía que consume nuestra megamáquina viene del petróleo. Esto no es caprichoso, y se debe a que la densidad energética y versatilidad del petróleo es muy superior al resto de fuentes de energía. Pero cada vez es más costoso extraer lo que queda de combustibles fósiles (la mitad aprox.) y la energía neta que se obtiene de ellos ya es cada año menor.

Hoy en día se sigue incentivando el gasto energético al que nos acostumbró la disponibilidad de petróleo fácil. Se gana dinero quemando la energía necesaria para extraer materiales, para fabricar cualquier cosa absurda o para realizar cualquier servicio inútil. Reciclar basura y reforestar bosques quemados hacen ganar dinero aunque cueste energía, hacen crecer el PIB. Por eso conviene tirar mucha mierda a los contenedores y por eso interesa mover lo de la biomasa. Sin embargo, destruir ecosistemas, socavar nuestro sustento vital y calentar el planeta con nuestra actividad, eso no computa negativamente en el PIB. Esto es así porque se deja que el mercado se autorregule a base de intereses personales compitiendo. Pero esa mano invisible de Adam Smith necesita dos cosas para funcionar: diversidad de competencia y crecimiento. Y ambas se están viniendo a bajo debido al declive fósil.

Los países desarrollados han podido seguir hasta ahora con su consumo energético habitual, a pesar de la brecha abierta por el peak oil, gracias a la emisión sin límite de deuda, pero este endeudamiento no ha podido evitar, a pesar de su pretendido carácter social, la pérdida de capacidad de consumo de la gente de a pie del primer mundo, que está haciendo que caigan las empresas "prescindibles" y sean absorbidas por las "imprescindibles", esto es, la pérdida de competitividad, afianzamiento del monopolio e incremento de la capacidad de manipulación y coacción de masas. Primera pieza del ecofascismo.

A los países productores y a los países con poder militar, hasta ahora, les ha interesado mantenerse bajo las reglas del juego del mercado global, lo que ha permitido que los países ricos sin petróleo o sin suficiente poderío militar hayan podido seguir recibiendo puntualmente su cuota de oro líquido.

Europa hasta ahora ha podido seguir, a pesar de las crisis, creciendo en su consumo de energía a base de amplificar su deuda y deslocalizar la producción a Asia, que sí ha experimentado un gran aumento de su demanda directa de combustibles fósiles por este motivo.

Estados Unidos ha podido seguir, a pesar de las crisis, incrementando su consumo de energía a base de su ruinosa industria del fracking, financiada también gracias a la posibilidad de incrementar deuda, y deslocalizando también parte de la producción a Asia.

Los billones de deuda, inyectados desde bancos centrales y puestos al servicio de los que controlan el cotarro de la producción de energía, han alimentado una burbuja que ha llegado a un punto insostenible. La amenaza del estallido de esta burbuja ha motivado grandes movimientos proteccionistas por parte de los estados que amenaza con romper el tablero de juego del mercado global y pasar al "sálvese quien pueda". A partir de ahora sólo tendrá petróleo quien pueda producirlo o quien pueda obligar por la fuerza a que se lo produzcan. Segunda pieza del ecofascismo.

Pero, ¿de dónde viene el "eco" del eco-fascismo? Ya casi todo el mundo reconoce que la obstinación en no contabilizar los costes medioambientales de nuestra depredación, y esa necesidad vital de crecimiento continuo en un planeta finito, ha conducido al calentamiento global y a la pérdida de servicios ecosistémicos vitales para nuestra propia economía y supervivencia. En los países de oriente próximo, la debacle climática y la pérdida económica derivada de la disminución en sus exportaciones de petróleo, ha conducido a guerras civiles y a desplazamientos humanos masivos hacia Europa. Pero la élite europea "fascista" entiende que ese efecto colateral del problema "eco" y del peak oil se puede subsanar dejando que se muera una gran parte de la población del planeta, esto es, darwinismo social. Entienden que tenemos un problema de límites al crecimiento de "toda" la población, y han llegado a la conclusión de que, para que una pequeña fracción de la población (ellos) pueda seguir quemando la energía que requieren sus estándares de vida, es preciso que la mayor parte de la población mundial (nosotros) dejemos de existir. Bueno, no quieren que todos los pobres nos muramos, algunos serán necesarios como esclavos en su nuevo mundo. Tercera y última pieza del ecofascismo.

Pero, un momento, ¿no será que estamos quemando menos energía fósil gracias a los acuerdos de París, las COP, el green new deal, el desarrollo sostenible, la digitalización y la des-materialización? No. Todo eso es una cortina de humo, o una puta mentira hablando en plata. Después de décadas y montones de acuerdos por el clima, las renovables siguen siendo una despreciable fracción del pastel energético. Su crecimiento sólo se explica porque TODO ha crecido. Las renovables sólo han existido porque han permitido ganar dinero a alguien. Y hasta la pobre Greta Thunberg está metida en el ajo (https://www.felixmoreno.com/es/noticias/38_40_un_cuento_de_sper_ricos_ii_realidad.html).

Un ejemplo paradigmático de lo que digo fue documentado por Antonio Turiel cuando asistió a la COP25 de 2019 en Madrid (https://crashoil.blogspot.com/2019/12/escondida-y-la-vista-de-todos.html). Ahí se vio cómo Coca-Cola o Lanjarón, desde sus stands en la cumbre climática, incitaban al consumo de sus productos alegando que, si sus envases provenían del reciclado, o si los reciclábamos después de usarlos, todo saldría bien. Sobre todo les iría bien a sus incrementos patrimoniales. Greenwashing.

Nos quieren hacer creer que podemos continuar enganchados a un montón de estupideces innecesarias sin dañar al planeta, pero eso es mentira: no se puede fabricar lo que consumimos hoy en día sin usar cantidades ingentes de energía fósil y recursos no renovables y sin seguir dañando los ya de por sí moribundos ecosistemas planetarios. Y no se puede llenar el planeta de paneles solares, baterías y molinillos sin usar cantidades ingentes de energía fósil y recursos no renovables y sin seguir dañando los ya de por sí moribundos ecosistemas planetarios.

Otro ejemplo, lo del diésel: nos mintieron con eso de que iban a eliminar el coche diésel para arreglar lo del clima y por el bien del planeta. En realidad, el tema es que el diésel solo se puede producir de manera rentable a partir del crudo convencional (más versátil que los no convencionales), y éste ¡ya tuvo su pico en 2005! Para hacer diésel, no sirven ni el shale oil, que es demasiado ligero, ni las arenas asfálticas por ser demasiado pesadas, pero ambas sí sirven para incrementar el montante de producción petrolera y que parezca que no hemos pasado el pico.

Pero claro, admitir la llegada del peak oil lleva implícita la renuncia al mantra del crecimiento infinito, ergo, adiós al "american way of life", adiós a eso que mantiene a la masa adormecida y sumisa, adiós al mito de que en el libre mercado todo el mundo nace con las mismas oportunidades de crecer, o que, como el crecimiento es infinito, solo es cuestión de tiempo que por efecto foteo al final te llegue la riqueza. Así es como han mantenido a la masa en el tercer mundo controlada, pero pronto esos pobres se darán cuenta de que no pueden crecer porque para ellos ya no habrá combustible, pronto se darán cuenta de que además quieren dejarlos morir. La élite ecofascista quiere estar preparada antes de que esa masa despierte y los aplaste. Yo también estaría acojonado.

** Respuesta **

Para responder a la pregunta que da título a este post, vamos a hacer uso de un modelo climático muy sencillo y por eso didáctico. Se trata de un trabajo de 2011 a cargo de James Hansen, el climatólogo jefe de la NASA, que fue muy bien analizado por Ferrán Puig Vilar en su blog (https://ustednoselocree.com/2011/05/20/que-es-lo-que-realmente-habria-que-hacer/). Digo que el modelo climático que usan es sencillo porque los lazos de retroalimentación lentos del sistema climático no han sido tenidos en cuenta. Entre estos lazos están la desintegración de grandes masas de hielo o las emisiones de CO2 y metano por calentamiento del permafrost o del lecho oceánico. El modelo no tiene en cuenta esos fenómenos porque por aquel entonces no se entendía bien cómo integrar eso y en cualquier caso se observaba una evolución lenta de los mismos que llevaba a pensar en efectos a largo plazo. Por otro lado, el mensaje que se desprende del trabajo, la urgencia de actuar ya, solo podría haberse visto reforzado por la inclusión de esos lazos que habrían empeorado las previsiones del modelo. Pero todo esto fue hace una década.

Las conclusiones de ese estudio se resumen en tres escenarios (recordemos que ahora estamos en 2020 y que el trabajo es de 2011):  

(1) Si en 2013 se empiezan a reducir las emisiones de CO2 al ritmo del 6% anual y además se retiran 100 giga toneladas de CO2 vía reforestación durante el período 2031-2080, prácticamente todo lo talado en la era industrial, se podría restaurar la concentración segura de CO2 de 350 ppm alrededor de finales del siglo XXI. Y estaríamos por encima de 1.5 grados cent. respecto a temperaturas preindustriales tan solo 50 años. Eso está bien, porque en menos de un siglo no hay tiempo, en teoría, para que se descongele masivamente la Antártida y Groenlandia mientras no superemos los 2 grados cent. Eso es crucial, porque si damos lugar a que se pierdan esas masas de hielo, ya no habrá vuelta atrás, aunque dejemos de emitir y recapturemos CO2 en el futuro, nos iremos a condiciones del Plioceno primero (más de 2 grados cent., hace 2-5 millones de años) y luego al Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno (más de 5 grados cent., hace 55 millones de años).

(2) Si ese programa de reducción de emisiones (6% anual) no se inicia en 2013 sino que se pospone hasta 2020, aún realizándose la recaptura en 2031-2080, tardarán en recuperarse las 350 ppm de CO2 unos 100 años, manteniéndonos por encima de 1.5 grados cent. todo ese tiempo. Eso ya empieza a ser un lapso peligroso para el tema de la fundición de la Antártida y Groenlandia. Los autores descartaban este escenario por demasiado peligroso.

(3) Si el programa de reducción de emisiones se pospone hasta el 2030, la concentración segura de CO2 no se alcanza hasta el año 2500, aún realizándose la recaptura en 2031-2080. Demasiado tiempo con calor, más de cuatro siglos. Antártida y Groenlandia se fundirían. Este escenario es mucho peor que el del punto (2) que quedaba descartado.

¿Qué ha ocurrido hasta 2020? Se ha hecho caso omiso de todo esto y se ha crecido todo lo que se ha podido hasta que no se ha podido más. Ahora ya en 2020 parece que empezamos a decrecer, obligados por la crisis del cenit de la producción fósil que se ha visto acelerada por la debacle de la pandemia Covid-19. Y ésta última es producto de nuestra superpoblación, super-conectividad y degradación ambiental generados por nuestra depredación y desarrollo fósil, que se ha llevado por delante a la mejor vacuna que teníamos frente a las zoonosis: la biodiversidad de la Naturaleza.

Pero, ¿cuánto necesitaríamos decrecer para evitar estar por encima del grado y medio más de 100 años y así evitar la deriva al Plioceno? Es decir, ¿podríamos volver al escenario (1) a base de incrementar ese 6% de decrecimiento anual un poquito? Vamos a hacer un ejercicio de simplificación grande del problema para dar una respuesta sencilla. La tasa del 6% tomada desde el 2013 supone llegar a emisiones cero aproximadamente en 2088. Entonces, si queremos ahora en 2020 llegar a emisiones cero en ese año necesitaríamos decrecer casi al 7% anual. Recordemos que si tan solo decrecemos al 6% anual desde 2020 y recapturamos las 100 GtC nos vamos al escenario (2) que los autores del estudio descartaban.

Y por fin, respondiendo a la pregunta del título del post, ¿cuánto vamos a decrecer con la ayuda del peak oil y no de nuestro sentido común? ¿Será suficiente? Aquí vamos a aceptar la simplificación de que la cantidad de emisiones de CO2 es exactamente proporcional a la cantidad de petróleo consumido, es decir, que si baja la cantidad de petróleo disponible, todo el resto de actividad que también genera emisiones bajará en una proporción similar debido a su dependencia del petróleo.

Vamos a dar respuesta destacando tres fuentes que hablan de la tasa de reducción en la producción y consumo de petróleo y tomaremos esto como referencias de la posible tasa de decrecimiento a la que podemos aspirar.

(a) Basado en los cálculos realizados en 2012 por Dennis Meadows (uno de los autores del famoso informe Limits to Growth), Manuel Casal Lodeiro augura que en 15 años desde 2015 sólo quedaría el 15% del petróleo (http://casdeiro.info/textos/2013/11/22/15-15-en-quince-anos-solo-nos-quedara-el-15-del-petroleo/). Es decir, para el 2030 sólo quedará el 15%. Para llegar a eso empezando a decrecer desde el 2020 necesitamos una tasa de decrecimiento del 17% anual. No está mal, si Meadows y Manuel tuvieran razón podríamos salvarnos de lo peor, a pesar de lo espeluznante de estas cifras para la economía mundial.

(b) En un informe, Rodrigo Villamizar, ex-consejero jefe de estrategia del Departamento de Energía de EEUU (analizado por Nafeez Ahmed en https://www.vice.com/en_in/article/3aze8j/the-end-of-the-oil-age-is-upon-us), pronostica con uno de sus modelos en 2019 una reducción del 31% para 2050 y del 60% para el 2100. Esto supone una tasa de decrecimiento de tan solo un 1.2% anual. Poquito. Villamizar destaca en sus conclusiones que esta tasa, aunque desastrosa para la economía mundial, sería insuficiente para evitar permanecer por debajo de los 2 grados cent. de aumento de temperatura marcado como límite por los acuerdos de París. Alguien que fue consultor económico senior del Banco Mundial y ministro de energía de Colombia, alguien del mainstream, nos alerta de manera no directa de que para cumplir con los objetivos de París habría que sufrir un grave decrecimiento económico aún mayor que ese 1.2% anual. La palabra decrecimiento no se usa en el artículo por ser tabú.

(c) Según conclusiones del informe de la Agencia Internacional de la Energía de 2018 (analizado por Antonio Turiel en https://crashoil.blogspot.com/2020/04/la-tormenta-negra.html), si la producción del fracking se multiplica por tres, se pronostica una caída del sector petrolero del 13% para 2025. Esto es una tasa de decrecimiento anual del 2.5% aprox. Pero si el fracking se multiplica por cero (y es lo más probable a juzgar por los datos https://crashoil.blogspot.com/2020/09/nadie-al-timon.html), la caída será del 40% para 2025. Esto ya es una tasa de decrecimiento del 10% anual aprox. Esto sí es más del 7% que hemos calculado como necesario para entrar en el escenario (1) de Hansen.

** Conclusión **

Según el modelo "optimista" de Hansen, necesitamos desde 2020 una caída del 7% anual para entrar en el escenario de evitar ir al Plioceno. No se evitarán muchos males ya, pero aún se podría evitar lo peor. Arriesgando mucho podríamos permitirnos decrecimientos no menores del 6% anual. Para entrar en este rango 6-10 tenemos que confiar en que efectivamente el fracking se vaya al carajo. También tenemos que rezar para que el modelo de Villamizar se haya quedado corto. Quizás él supuso que el fracking no iba a quebrar. Además, debemos confiar en que las élites ecofascistas tengan a bien eso de la recaptura del CO2, sin hacer mucho caso a la geoingeniería, patrocinada por Bill Gates el filántropo, y más bien a base de reforestar. Debemos contar también con que en los próximos 100 años, esos tiranos llamados a esclavizarnos, no nos obliguen, para mantener su opulento nivel de vida, a quemar demasiado del menguante pastel fósil y a seguir degradando el planeta a ritmos prohibitivos. Damos por sentado que la propia falta de petróleo pondrá límite natural a eso, pero no es seguro.

Quizás, aunque ya no podamos evitar las guerras, las enfermedades y la muerte, permitida y deseada por algunas élites, de miles de millones de personas, aún se pueda evitar el peor desenlace del calentamiento global para las generaciones futuras de humanos. Pero eso solo será así si el caos reinante en las mentes de esas élites acaba por azar dejando que así sea. Puede que antes de sucumbir ellos también al proceso de declives energético y de complejidad irremisible e imparable en el que hemos entrado, consigan por pura casualidad evitar que entremos en el Plioceno. Eso haría posible que las comunidades permacultoras posteriores al ecofascismo tuvieran una oportunidad de seguir cultivando el espíritu humano algunos cientos de miles de años más. En cualquier caso, al Cosmos todo esto se la trae al pairo, aunque a algunos de los que tenemos hijos ahora nos importe como lo que más.

Thursday, September 10, 2020

POR QUÉ LA IA NO VA A DESTRUIRNOS Y POR QUÉ NO LLEGAN LOS EXTRATERRESTRES

 

Bueno, en primer lugar, cuando digo que la IA no va a destruir a los humanos, lo que quiero decir es que no lo hará conscientemente, claro.

En teoría, es perfectamente posible que la consciencia, o lo que llamamos alma humana, se pueda manifestar a través de un soporte no biológico. Por no biológico entendemos, más allá de si su soporte material es biológico o no, que para su diseño se ha dado el concurso de otro ente inteligente, y no tan sólo de la mera Naturaleza. Pero, esta posibilidad pasa necesariamente por imitar a la Naturaleza. Podemos encontrar atajos y no necesitar millones de años de evolución hasta alcanzar el diseño óptimo porque ya tenemos un patrón a imitar, pero al final no podemos alejarnos mucho de las estructuras y diseño que la Naturaleza ha alcanzado hasta manifestar la consciencia.

Un robot sólo puede llegar a la consciencia a partir de la experiencia de una vida de percepción y observación que le permitan construir una identidad basada en la gestión de sus propias emociones. Por lo que, para empezar, necesita un cuerpo y poder interactuar con su entorno a partir de una enorme nitidez y complejidad sensoriales. A su vez, el software y hardware adecuado para permitir esa experiencia en la vida de un robot, que estaría basado en algo así como redes neuronales evolutivas, necesitaría ir sufriendo adaptaciones y cambios en base a su rendimiento "humano" observado por el evaluador humano a lo largo de la vida de ambos. Este proceso de fitness se podría demorar varias vidas humanas, ya que evaluar el efecto de cada cambio por separado podría llevar toda un vida.

Por otro lado, cuando las sociedades humanas disponen de la tecnología y complejidad suficientes para llevar a cabo este proceso, ya se hallan en el apogeo o cenit de su desarrollo fosilista. Habida cuenta pues, de que a partir de ese cenit el colapso subsiguiente implica una pérdida de complejidad severa en el plazo de pocas décadas, se hace inviable el proceso de diseño de un humano artificial, cuyo logro llevaría no menos de varias generaciones humanas.

Lo que ahora se aglutina todo en el cajón desastre de la IA no tiene nada que ver en absoluto con la capacidad de expresar la consciencia. Y todo eso, que supone la piedra angular de la auto-complacencia del tecno-optimismo, no es más que un conjunto muy reducido de piezas del puzle que se han tirado a lo loco encima del tablero de diseño. Sí, hemos desarrollado software para reconocer el habla y la escritura, para el procesado de imágenes, incluso se pueden interpretar artificialmente los gestos faciales para elaborar una respuesta emocional de un robot cuando mira el careto de su dueño haciendo muecas. Pero siguen faltando muchas piezas del puzle y además hay que encajarlas e integrarlas todas en un individuo robot capaz de vivir experiencias y tener recuerdos y emocionarse al sentirse parte de algo. Me temo que nunca se ha dado en el Universo este salto porque las civilizaciones colapsan antes de llegar a hacerlo.

De la misma forma, cuando una civilización dispone de la complejidad y tecnología para poder abandonar su planeta de origen, ya ha alcanzado su cenit fosilista, de manera que ya no puede abordar la empresa de la colonización espacial porque ésta requiere de continuados incrementos de insumos energéticos y de complejidad tecnológica cuando ambos están de hecho en declive. Por eso no hay ni habrá civilizaciones, ni biológicas ni artificiales, que puedan alcanzar nuestro sistema solar. Todas colapsan antes de hacerlo.

Los urbanitas del antropoceno tenemos un deseo irrefrenable "made in hollywood" de entablar contacto con una inteligencia semejante a la nuestra, pero que no sea la nuestra, que sea distinta para que nos complemente y aporte nuevos matices a nuestra ya colmada perfección. O nos gusta la idea de sentirnos dioses ante la posibilidad de crear un ser con inteligencia similar a la humana. Pero no nos damos cuenta de que este anhelo sólo es un producto de la pérdida de identidad relacional. Somos individuos aislados que no nos reconocemos ante el espejo porque para empezar no nos reflejamos en el de al lado. El de al lado solo es alguien a pisotear, a quien arrebatar algo de cuota de estímulos cortoplacistas. Y sentirse dios es otro estímulo cortoplacista más.

Si tan sólo pudiéramos establecer contacto con nuestro propio ser, entenderíamos que el contacto con los demás es lo que nos lleva al conocimiento de un yo infinitamente mejorable, y entenderíamos que mejorar así es lo que reporta más placer a la larga. Uno es mejor sólo porque puede mejorar, o dicho de otra forma, sólo los mejores pueden mejorar, pero para mejorar hay que reconectarse con uno mismo y con la red de vida que tienes cerca.