Wednesday, March 23, 2022

LA TERCERA GUERRA MUNDIAL Y EL FUTURO DE NUESTRA CIVILIZACIÓN

 

Umair Haque es un escritor economista, enmarcado dentro del abultado grupo de nuevos pensadores influyentes. Cada vez más de moda, tratan de dar respuesta a la creciente sensación de ansiedad e incertidumbre ante el recrudecimiento de la crisis sistémica en curso de nuestra civilización industrial global. Su principal atractivo es que despliega esta crítica sin terminar de abandonar el imaginario del progreso. Ese imaginario afecta por igual a rusos, chinos o americanos, pero cada cual cree que está en posesión de su correcta interpretación.

En este artículo nos dice que occidente, aunque malos, extractivos y otrora crueles saqueadores, hemos tenido a bien traer al mundo el avance de la democracia liberal con su progreso, el cual él ve como paso previo ineludible para llegar a cualquier punto posterior de mejoría. Mientras tanto, oriente, en especial Rusia y China, quieren dar un paso atrás y erradicar la democracia para terminar de enquistar el mal rumbo del progreso que nos aleja más y más de Gaia y, por ende, de nuestra propia supervivencia. Es decir, para él, el rumbo de progreso marcado por occidente, aunque malo, tiene la capacidad de mejorar, mientras que el otro, el de los malos malotes, no. El futuro para él no pinta bien a medio plazo: opina que nos espera un tiempo de guerra y miseria, pero que después de eso, la democracia finalmente prevalecerá y emergerá mágicamente un mundo de tecnología punta que nos permitirá conjugar los sueños de inmortalidad heredados de nuestra era infantil de la energía fósil con la economía circular que necesita Gaia de nosotros para poder albergarnos.

Lo reconozco, esta es una frase desafortunada que no le hace justicia al artículo:

"Estamos entrando en una era en la que tenemos enemigos serios y reales, tienen armas nucleares y son abiertamente agresivos con nuestros valores, orden e ideales. No quieren democracia, libertad, verdad, paz. Quieren guerra, poder y dominación."

Aún así, creo necesario hacerle a Umair una de mis disecciones, que como sabéis, siempre hago para diseccionarme a mí mismo, porque lo que le pasa a Umair, en el fondo, nos pasa a muchos que hemos vivido arropados por las comodidades de la tecnología del apogeo industrial y que ahora nos damos cuenta de su estrepitoso declive.


* * *


El discurso desplegado en el artículo y en general en el pensamiento de Umair carece de verdadera crítica al sistema industrial crecentista. Básicamente, su perorata parte de la errónea tesis de que el planeta permitirá el crecimiento industrial ad eternum, mientras venga de la mano de las democracias liberales, para lo cual, claro, tenemos que eliminar a los enemigos dictadores que no saben crecer bien y destruyen. Claro, occidente sí puede aprender a crecer y desarrollarse bien, sin destruir ni nada ... solo tiene que abandonar la energía fósil e invertir lo suficiente en la tecnología punta adecuada (renovables, digitalización y todo eso) para alcanzar un nivel que nos permita vivir con las mismas comodidades que hasta ahora pero sin dañar al planeta.

La ironía es que su solución para derrocar al dictador de turno se intersecta con parte del ideario decrecentista: deshacer el mercado global y relocalizar las economías. Como si fuera algo que ya no nos viniera impuesto por el pico del petróleo y especialmente por el del diésel. Claro, que tampoco se plantea que al relocalizarse esas economías tengan que centrarse en lo imprescindible para reproducir la vida. No, él entiende que hay que relocalizar para poder fabricar móviles de alta gama en casa, que lo de centrarse solo en reproducir la vida tendrá que esperar, porque no es viable desengancharnos de tanta cosa así de repente. Y, por descontado, no hay problema, porque si sustituimos el diésel por hidrógeno producido con los excedentes de los molinillos, aunque se pierda el 90% de la energía entrante en el proceso, pues podemos seguir como si nada reproduciendo el esquema industrial, o sea, reproduciendo el capital, pero esta vez de manera local.

En fin, este señor tiene graves disonancias cognitivas, ojo, como yo e igual que muchos que vamos dando lecciones por ahí. Por un lado, intuye inminente, o ya en curso, el decrecimiento, pero se niega a asumir un nuevo marco de valores resonantes con ese decrecimiento. Apuesta por extender, propagar y afianzar los viejos valores liberales, anclados en el mito del progreso y el crecimiento material. Hay que extender los buenos valores liberales allá donde hay ahora dictadores, con la esperanza, entiendo, de que algún día se recupere la senda del bienestar crecentista a nivel global.

Para mi eso es claramente apostar por el colapso abrupto, en lugar de por decrecimiento ordenado. Es decir, el problema de este señor es que no entiende aún que el proceso de decrecimiento o colapso en curso es irreversible y que el objetivo, si es que queremos sobrevivir a este proceso, debería ser tratar de descomplejizar nuestra civilización sin erosionar mucho más la capacidad de carga de la biosfera. Él proclama que nuestra crisis solo es culpa de algunos ineptos y de los malos malotes del planeta, y que, una vez logremos deshacernos de ellos, todo volverá a ser próspero y que podremos seguir complejizándonos, hasta alcanzar la singularidad tecnológica imagino ... ¿Transcendence? (ver Nota larga).

Visión pueril, pero me temo, la visión generalizada de la mediocracia occidental, y de la oriental también claro, aunque allí vean que los malos malotes están en occidente.

La disonancia cognitiva es un mal que padecemos en el primer mundo aquellos que hemos llegado a VER el colapso en curso. En Umair es muy notoria esta disonancia y se expresa muy bien en la última parte del artículo. Por un lado entiende que el objetivo de la humanidad ha de ser encontrar su lugar armónico dentro de Gaia, y su convencimiento (¿FE?) de que algún día lo conseguiremos le llena de esperanza y júbilo. Por otro lado, las medidas que propone para lograr eso son más de lo mismo que nos lleva al abismo: mercantilizar nuestra relación con Gaia otorgándole una renta (básicamente que cueste más dinero esquilmarla), humanizándola dándole derechos, todo ello a partir de una complejización mayor y refuerzo de las viejas instituciones y marcos democráticos, y, por supuesto, mucha ingeniería, innovación tecnológica para conseguir seguir teniendo una vida llena de comodidades, bienestar y control tecnológico pero esta vez sin hacer daño a Gaia, todo renovable, sostenible super guai de la muerte, en definitiva, una visión tristemente antropocéntrica que en realidad no rompe con nada ni supone un cambio de valores real, y cuyo fallo viene del hecho de no entender que el verdadero cambio pasa por renunciar a mucho del control, bienestar y placer que nos ha dado tanta tecnología, de no entender que este proceso de crisis nos llevará necesariamente a un estado tecnológico de muchísima menos complejidad.

Para aspirar a una tecnología que permita mantener bajo control nuestra simbiosis con Gaia, hay que renunciar a una tecnología que permita controlar células madre o controlar el desarrollo del cáncer y del envejecimiento. Esto es lo que no entiende este señor. Dicho de otra forma, su cosmovisión es netamente tecnolófila. Es el verdadero mal generalizado de nuestros días: la tecnolofilia. El miedo a renunciar al control al que estamos acostumbrados, que nos impide poder por fin alcanzar el control que de verdad necesitamos.

Ese control al que tanto nos aferramos, el control ingenieril, es el control que permiten nuestras máquinas físicas, un control que es resultado final del ejercicio de nuestra mayor tecnología, el lenguaje, la inteligencia, la cultura, la capacidad de construir realidades imaginadas que derivó en esa inercia histórica dando forma a la megamáquina civilizatoria. El control que hemos de recuperar o encontrar ahora también se deberá basar en nuestra verdadera y más importante tecnología, nuestro lenguaje, pero será un control que ya no se manifestará a penas a través de grandes construcciones materiales o institucionales, puesto que estas construcciones basan su existencia necesariamente en relaciones de poder. Tendremos que aprender a usar nuestro lenguaje e inteligencia para afianzar las relaciones simbióticas con Gaia. De igual a igual. Superar el "humano frente a Gaia", el "hombre frente a la mujer", el "ciudadano frente al Estado", el "obrero frente al patrón".

Dentro de un ecosistema hay jerarquías, y jerarquías dentro de jerarquías, y mucha simbiosis y coordinación, y sí, también relaciones de poder. Pero solo una inteligencia como la humana puede aspirar a comprender cómo todo se conecta y realimenta, y que no hay ganadores o perdedores. Que en nuestro caso, no se trata de ganar ni de sobrevivir, sino de sentirse parte del todo. La condena y la virtud de la inteligencia es esa: no podemos simplemente SER parte del todo, sobreviviendo y ganando, o muriendo y perdiendo, porque por ese camino acabamos consumiéndolo todo, hasta a nosotros mismos. Estamos destinados a llegar a SENTIR que somos parte de ese todo. Nuestro destino pues, es trabajar ese sentimiento. Nuestro esfuerzo cognitivo debe ir en la línea de asegurar la comprensión de cómo funciona la red de vida y el papel que jugamos en ella. Nuestra capacidad de control debe enfocarse en reforzar ese conocimiento. Y será un conocimiento holístico. Deberemos abandonar nuestra tendencia a resolver problemas concretos y el prejuicio reduccionista que lleva a pensar que el problema global se soluciona agregando las soluciones de problemas menores.

Dicho de otro modo, hasta ahora hemos enfocado nuestro esfuerzo cognitivo, nuestra gran capacidad de control, como lo haría cualquier animal sin inteligencia superior: optimizando los flujos de energía y materia de manera que nos reportaran un mayor bienestar material y físico inmediatos, la resolución de cada problema concreto, de cada escollo, nos ha llevado a retos materiales cada vez más enormes, a movilizar flujos de materia y energía cada vez mayores, hasta que se nos fue de las manos. Es lo que habría hecho cualquier animal. No somos especiales por eso. Todos los animales despliegan en menor o mayor medida tecnología para hacer eso, para hacer trampa. ¿Pero llegará finalmente la inteligencia a convertirse en una singularidad y marcar la diferencia? ¿Conseguiremos enfocar nuestra inteligencia en la mera visualización del flujo y no tanto en su control para satisfacer nuestros impulsos animales?


* * *

 
Nota larga:

En la película Transcendence, tratan la singularidad tecnológica como un medio para sanar, mediante tecnología, todo el daño que ha hecho la tecnología al soporte natural de la vida. El prota de la peli, Johnny Depp, crea una nanotecnología capaz de sincronizarse simbióticamente con la vida y regenerarla. Claro que para dar lugar a algo tan sofisticado, tiene primero que convertirse en un dios y volcar su mente a una supercomputadora. Igualito que como quieren hacer ahora algunos super ricos. Su motivación inicial era ser dios, y justifica su delirio de grandeza argumentando que la única manera de salvar la vida, y por ende al ser humano, es hacer dios al humano. No hace falta haber estudiado mucha ciencia e ingeniería para entender que la única forma de alcanzar una tecnología sostenible ad eternum es hacerla a la imagen y semejanza de la propia vida, que se auto repare, que desarrolle economía circular con tasas de reciclado del 99%. Es obvio que si el objetivo es la sostenibilidad, sería mucho más sensato conservar la vida que queda en el planeta en lugar de seguir masacrándola con el pretexto de que hay que trascender tecnológicamente para reinventar la propia vida. Lo único que explica semejante estupidez e ineficacia de cara a conseguir el objetivo de la sostenibilidad es que el objetivo verdadero del humano tecnolófilo no es la sostenibilidad, sino la búsqueda de poder sin medida. El problema del imaginario del progreso es que nos ha inculcado que tenemos ojos para ver siempre más allá y al final ganarle la carrera al infinito, pero eso es imposible, enfermizo y acabará destruyendo prematuramente a cualquier especie inteligente que no sea capaz de salir de ese enfoque. La inteligencia, para no desaparecer, tendrá que acabar entendiendo que sus ojos están para ver su lugar en la red subyacente de la vida y no para dominar a esa red. Nuestro gran poder no es tanto nuestra capacidad de dominación, sino más bien la capacidad de visualizar de manera amplia y comprender esa interdependencia con la matriz natural. La inteligencia no sirve para evitar esa interdependencia, sino para contemplarla y trascender al hacerlo. Y ni siquiera estamos aquí para preservar la vida, no tenemos una tarea encomendada por los dioses de salvar la vida en la Tierra y propagarla por el Universo. Tan solo estamos aquí para aprender a ver y contemplar, la vida, y también la muerte, la belleza del proceso inmortal.


Monday, March 14, 2022

¿SE HA VUELTO LOCO EL MUNDO? Entender la crisis de Ucrania desde la perspectiva del pico de los recursos

 

 
Propaganda from 1921 — a reminder from history. The sign reads: Donets Basin is the heart of Russia. Image source: Wikipedia

Esta es la traducción de un artículo de alguien que prefiere permanecer en el anonimato y que escribe bajo el pseudónimo de 'B'. Mi agradecimiento a Carlos Lorenz Benlloch, compañero del grupo 'Colapso' de Facebook, por descubrir a esta excepcional autora o autor y por colgar este y muchos otros artículos suyos en el grupo.

Esta persona 'B' hace un despliegue impresionante de conocimiento multidisciplinar y lo proyecta con gran maestría para analizar la multi-crisis eco-social en curso desde un enfoque holístico. Pese al gran conocimiento técnico que se nota posee, su estilo literario es trepidante y ligero, evitando al máximo entrar en disquisiciones farragosas, consiguiendo de ese modo que nos sumerjamos cómoda y plácidamente en la visión completa de la cruda realidad de nuestros días.

Y pese a la dureza de su análisis, su discurso, una vez consigue liberar a nuestra imaginación de las telarañas del pensamiento mágico, invita a la exploración de todo un mundo nuevo de oportunidades de desarrollo de la madurez humana que se abrirán tras la resaca de nuestro pueril crecimiento fósil.

La aportación que deja en su blog es inabarcable para mí, pero iré dejando por aquí algunas de sus joyas traducidas al castellano, etiquetadas con la referencia 'textos de thehonestsorcerer B' para que se puedan acceder fácilmente.

Como de costumbre, nos servimos del magnífico DeepL Translator para la traducción.

Que lo disfrutéis.

* * * * * * * * * * * * * * *

 

No, esta guerra no es (sólo) por conseguir los recursos de Ucrania. Dejando a un lado otras ambiciones políticas, se trata más bien de que el resto de Europa pierda sus portadores de energía, junto con su poder político, y su estabilidad.

No es de extrañar que utilicemos la misma palabra -power- para describir tanto el uso de la fuerza política como el ritmo de transferencia de energía. Es casi un axioma que cuanto más energía (y otros recursos minerales) tiene una nación, más poder político posee sobre sus vecinos. También es importante señalar que el poder es relativo: no es necesario tener toda la energía de la galaxia al alcance de la mano, basta con tener un poco más que el siguiente país de la fila.

En un mundo abundante y en crecimiento (es decir, entre 1950 y 1970) esto era poco preocupante. Todos y cada uno de los países tenían lo suficiente -es decir: lo suficiente para generar toda la energía y producir todos los minerales y alimentos que necesitaran, con margen para crecer-, así que a nadie le preocupaba realmente atropellar a sus vecinos. Por supuesto, esto rara vez fue así y, por tanto, los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial pueden considerarse con seguridad la mayor anomalía de la historia de la humanidad. Sin embargo, en épocas de discontinuidad, como la que vivimos estos años, es difícil subestimar el papel de la energía.

Sin embargo, a nuestros dirigentes políticos y a los expertos en economía les gustaría seguir creyendo que estamos en los años 80 y 90, las décadas de la globalización, con un número cada vez mayor de buques de carga surcando los océanos del planeta... Donde todos los problemas internacionales y las carencias locales podían resolverse mediante acuerdos comerciales o embargos. Sin embargo, lo que estamos presenciando en este momento es una disolución de esta idea, junto con el mito de la sustituibilidad infinita y la eficacia de las sanciones.

Dejar que la idea del crecimiento infinito se una al prestigioso grupo de ideas en el basurero de la historia sería el siguiente paso lógico, pero no nos adelantemos todavía.

El problema de las discontinuidades es que suelen llegar en el peor momento posible. La economía mundial estaba a punto de "recuperarse" de una caída causada por las peores pandemias de los últimos tiempos... y entonces llegó primero una escasez de madera, luego una serie de interrupciones en la cadena de suministro, y después una crisis energética combinada con una escasez (y el consiguiente aumento de precios) de casi todas las materias primas.

Visto desde la perspectiva del pico de recursos, todo esto tiene un sentido instantáneo. Sin embargo, a nuestros políticos les gustaría pensar que esto es sólo un bache en el camino y que todo volverá a la normalidad en 2024. Ok, tal vez 2025. Sin embargo, hay un sutil cambio en el lenguaje. Solía recordar que en los buenos tiempos (años 90 y 2000) todos los gráficos que representaban el uso de los recursos se mostraban como una gráfica que tendía hacia arriba y hacia arriba, posiblemente hacia las estrellas. Ahora tienden a representar todo (desde las tendencias de extracción actuales hasta los niveles de inventario) en comparación con la media de los últimos cinco años. Sinceramente, esto me vuelve loco. Estos gráficos transmiten el mensaje de que hemos alcanzado una especie de nivel de producción "maduro", en el que cada año fluctúa en torno a una media, con algunos años mejores y peores. Pintan una imagen de un mundo en perfecto equilibrio descrito por flujos estables de energía y materias primas. En realidad, como veremos, el mundo es todo menos eso...

Lo que estos gráficos no muestran al mundo es que hemos alcanzado lentamente una meseta de producción, desde la que el inicio del descenso es sólo cuestión de tiempo. Hablan un lenguaje de caudales (x toneladas/año, y pies cúbicos/año, etc.), sin ninguna referencia al stock (reservas) ni a la tasa de agotamiento. (Es decir, cuánto nos queda, y cómo el proceso perfectamente natural de agotamiento dará lugar a un lento descenso de la disponibilidad del recurso dado a lo largo del tiempo).

La economía mundial se dirige hacia un precipicio, ignorando voluntariamente las señales de advertencia que hay junto a la carretera.

En este contexto, no es de extrañar que hayan tenido que pasar 8 años entre la anexión de Crimea y una guerra a gran escala en Ucrania. A estas alturas ha quedado claro que Europa está definitivamente en la larga pendiente del declive (energético) y que su destreza política no es lo que solía ser. Occidente ya no puede pretender de forma creíble que puede soportar fácilmente el cierre de los grifos de gas. La producción de gas natural lleva decenios disminuyendo, la importación de GNL (gas natural licuado) se ha visto limitada por la capacidad de las terminales, mientras que la necesidad de equilibrar la carga con las "renovables" es cada vez mayor, por no hablar del aumento de la demanda de electricidad de carga base de las centrales de gas que sustituyen a la nuclear y al carbón (temporalmente). En otras palabras, como he referido a Nafeez Ahmed a principios del año pasado: Europa tiene problemas. Su sector energético, y por tanto su economía real, se ha vuelto terriblemente dependiente de Rusia.

Y no se trata sólo de la energía, sino también de los metales y la producción de fertilizantes. En esta "crisis de las moléculas", en la que básicamente todas las materias primas están en infra-abastecimiento, perder el 6% del aluminio mundial o el 15% de la producción de fertilizantes no es una opción. (Para que conste: estos son los materiales que más energía consumen y, por tanto, están en el punto de mira de cualquier medida de ahorro energético). Visto desde esta perspectiva, la guerra ha comenzado exactamente en el momento adecuado para Rusia: cuando el almacenamiento de gas en Europa está en su punto más bajo y los precios de los metales y fertilizantes en su punto más alto, en algunos casos el más alto de la historia. Así, la posibilidad de evitar sanciones a largo plazo es la mejor. Incluso si las sanciones llegaran, Rusia ha acumulado amplias reservas de divisas y oro, que ascienden al 42% de su PIB anual, para mantener su economía en marcha a pesar de la caída del rublo.

¿Y los recursos de Ucrania? Bueno, poseen una cuarta parte de las reservas de carbón de Europa... el 90% del cual es antracita de alta calidad situada en la cuenca del Donets (o Donbas), ocupada por los grupos separatistas de Luhansk y Donetsk. Es cierto que Rusia también tiene mucho carbón, pero la mayor parte se encuentra en el sur de Siberia, a unos 4.000 kms del interior hacia el este. Como el carbón es un material pesado y voluminoso, es caro de transportar por tierra (sobre todo en términos energéticos), pero puede transportarse fácilmente en barcazas por los ríos de Europa del Este. Además, el Donets está cerca de la costa del Mar Negro y, por lo tanto, de los mercados europeos a los que se puede llegar con los graneleros. ¿Se ha preguntado alguna vez por qué los separatistas querían capturar el puerto de Mariupol en 2014/15?

'¿Carbón? ¡Bah! ¡Tenemos turbinas eólicas!' Claro, pero como el caso del aumento del precio del gas ha demostrado al mundo, las "renovables" no podrán salvar el día. En detrimento de nuestro clima, el carbón sigue siendo una opción "popular", aunque muy contaminante, para proporcionar a la red electricidad de carga base, algo que no pueden hacer las centrales nucleares desmanteladas, los aerogeneradores en una semana sin viento o los paneles solares por la noche. Además, el carbón es indispensable para la fabricación de acero, necesario para erigir esas torres blancas con aspas giratorias en la parte superior, una materia prima cuyo precio también se está disparando. A pesar de los objetivos Net Zero, con el pico del petróleo (ver nota 1) muy probablemente detrás de nosotros y un pico inminente en la extracción de gas, Europa se verá obligada a utilizar más carbón.

Si Rusia "consigue" erigir un gobierno títere en Ucrania, sus empresas mineras tendrían libre acceso a la cuenca de carbón, enriqueciendo a los oligarcas sin medida... A costa de muchas vidas perdidas y de una nación privada de su libertad.

Hasta la próxima vez,

B


Notas:

(1) Es posible que Irán vuelva al mercado del petróleo tras un acuerdo nuclear potencialmente exitoso con Occidente. Sin embargo, al mismo tiempo, México saldrá del mercado el año que viene, y el agotamiento seguirá haciendo de las suyas en el resto del mundo... Dejándonos con un potencial, aunque de corta duración, pico secundario a principios del año que viene.

 

Friday, March 11, 2022

ESTA GUERRA MARCA EL FINAL DE LOS RECURSOS BARATOS

 

Image credit: Miguel Bruna via Unsplash

Esta es la traducción de un artículo de alguien que prefiere permanecer en el anonimato y que escribe bajo el pseudónimo de 'B'. Mi agradecimiento a Carlos Lorenz Benlloch, compañero del grupo 'Colapso' de Facebook, por descubrir a esta excepcional autora o autor y por colgar este y muchos otros artículos suyos en el grupo.

Esta persona 'B' hace un despliegue impresionante de conocimiento multidisciplinar y lo proyecta con gran maestría para analizar la multi-crisis eco-social en curso desde un enfoque holístico. Pese al gran conocimiento técnico que se nota posee, su estilo literario es trepidante y ligero, evitando al máximo entrar en disquisiciones farragosas, consiguiendo de ese modo que nos sumerjamos cómoda y plácidamente en la visión completa de la cruda realidad de nuestros días.

Y pese a la dureza de su análisis, su discurso, una vez consigue liberar a nuestra imaginación de las telarañas del pensamiento mágico, invita a la exploración de todo un mundo nuevo de oportunidades de desarrollo de la madurez humana que se abrirán tras la resaca de nuestro pueril crecimiento fósil.

La aportación que deja en su blog es inabarcable para mí, pero iré dejando por aquí algunas de sus joyas traducidas al castellano, etiquetadas con la referencia 'textos de thehonestsorcerer B' para que se puedan acceder fácilmente.

Como de costumbre, nos servimos del magnífico DeepL Translator para la traducción.

Que lo disfrutéis.

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Es hora de romper algunos mitos. Algunos como "tenemos todos los recursos naturales que queremos" y "vivimos en un mundo de abundancia". O que si algo deja de estar disponible, seguramente habrá un sustituto en línea que mágicamente se ampliará para satisfacer las necesidades de todos. Sin embargo, en el mundo real -tal y como estamos a punto de experimentar desde un asiento de primera fila- nos espera un largo declive de los recursos, junto con una caída de la producción económica. Aunque algunas partes del mundo podrían "disfrutar" de un crecimiento de la riqueza material y del uso de la energía durante un par de años más, la tendencia general (global) de las próximas décadas se caracterizará probablemente por un crecimiento negativo, o dicho de forma más sencilla: un decrecimiento. ¿Es por la guerra de Ucrania? ¿O a las sanciones? Sólo parcialmente. En el gran esquema de las cosas, estos actos de violencia serán considerados nada más que un "golpe de gracia", el golpe final a la economía occidental.

Por supuesto, las afirmaciones anteriores presuponen la aceptación de algunos hechos básicos. Sin embargo, la mayoría de estos hechos -como se verá- requerirían un cambio de paradigma que va mucho más allá del alcance de nuestra realidad política actual. Por lo tanto, no espero que ninguno de ellos irrumpa en la narrativa dominante a corto plazo... Pero quién sabe, tal vez Arthur Schopenhauer demuestre tener razón: 

"Toda verdad pasa por tres etapas. Primero, es ridiculizada. En segundo lugar, se le opone violentamente. En tercer lugar, se acepta como algo evidente."

Lee las siguientes afirmaciones (ver nota 1) a la luz de la cita anterior y adivina en qué fase se encuentra nuestra "conciencia colectiva" en relación con ellas.

1.
La energía lo es todo. No es un mero coste que hay que pagar, sino el "ingrediente mágico" de todo lo que hacemos. Sin ella no se realiza ningún trabajo, no se transforma ningún material, no se fabrica ningún artilugio ni se entrega en la puerta de casa. Sin una energía suficiente, asequible y disponible, no hay economía.

2. Nuestro sistema energético (no sólo la electricidad, sino también el calor y cualquier otra forma de energía) se basa enteramente en recursos minerales finitos, ya sea carbón, petróleo, gas natural, o los metales necesarios para construir centrales nucleares, reactores de fusión, baterías, células solares y turbinas eólicas.

3. Estos recursos minerales están distribuidos de forma desigual, y sólo pueden recuperarse económicamente de depósitos con suficiente densidad, pureza y tamaño. De ahí que algunas naciones sean ricas en recursos y otras no.

4. Las empresas mineras y de perforación lo sabían desde hace décadas, y por ello se han centrado primero en los recursos de mayor calidad: obteniendo el mayor beneficio al menor coste posible (y con demasiada frecuencia en detrimento de la población local). A medida que se agotaban los recursos baratos, tenían que ir descendiendo hacia yacimientos cada vez más pobres y difíciles de alcanzar, siendo algunos buenos hallazgos ocasionales la excepción y no la norma.

5. Por otra parte, la extracción de recursos de calidad cada vez más baja requiere inversiones desproporcionadamente mayores en todos los frentes: no sólo en términos financieros, sino también materiales, tecnológicos, de complejidad y, en última instancia, energéticos. Así, las empresas mineras y petroleras han tenido que seguir invirtiendo cada vez más dinero, material, mano de obra y energía para obtener la misma cantidad de petróleo, cobre o cualquier otra materia prima... Por no hablar de aumentar su "producción" para satisfacer una demanda cada vez mayor.

6. A mediados de 2021 lo que hemos experimentado no es sólo un aumento repentino de la demanda tras la pandemia, sino la incapacidad de volver a los niveles anteriores de producción o superarlos a precios asequibles (ver nota 2). Las inversiones en nuevas minas y pozos cayeron en picado mucho antes de la pandemia, por la misma razón expuesta anteriormente, y ahora la oferta y la demanda se han alejado seriamente como resultado.

7. Por otra parte, las formas alternativas de energía (hidroeléctrica, nuclear, eólica, solar, etc.) siguen dependiendo totalmente de la disponibilidad de combustibles fósiles, desde la extracción y la fundición de metales o la fabricación de cemento, hasta la fabricación, el suministro y la instalación de paneles, turbinas y presas, junto con las carreteras, los cables de transmisión, las estaciones transformadoras y demás elementos necesarios.

8. Por las razones expuestas anteriormente, seguimos obteniendo el 85% de nuestra energía primaria de los combustibles fósiles, al igual que hace 50 años. Por lo tanto, el próximo descenso en la producción de petróleo, carbón y gas natural (debido al agotamiento de los ricos yacimientos) marcará el punto máximo de la energía gratuita disponible para la humanidad: no sólo en forma de calor elevado y electricidad, sino también en forma de alimentos disponibles para nosotros y nuestro ganado (ver nota 3).

9. Esto no quiere decir que mañana se nos acaben estos recursos o que la hambruna mundial sea inminente; en algunos casos la mitad de los tesoros terrestres podrían estar aún bajo nuestros pies. Sin embargo, esta mitad restante será cada vez más difícil de conseguir y, con una disponibilidad de combustibles fósiles que pronto disminuirá, podría quedar bajo tierra, para siempre.

* * *


¿Marca esto el fin del mundo entonces? Ciertamente no. ¿Significará dificultades? Probablemente sí, pero también se presentará como una oportunidad para hacer las cosas de forma diferente y dar pasos en la dirección correcta, por fin.

Tomemos como ejemplo las sanciones, cuyo objetivo era paralizar a Rusia, pero que podrían acabar mutilando al Sur Global. Al aumentar aún más los problemas de suministro, desde el petróleo y el gas hasta el níquel y otros recursos finitos, las naciones en desarrollo simplemente quedarán fuera del mercado. El elevado coste del gas natural licuado y del petróleo ya es inasequible para Pakistán, Bangladesh y Sri Lanka, lo que les obliga a utilizar formas de energía aún más sucias, o a no utilizar ninguna... lo que provoca apagones y caídas de tensión. A los economistas les gusta llamar a esto "destrucción de la demanda", pero detrás de estos términos se esconde una inflación galopante, una pérdida de medios de vida y la destrucción de las economías.

Esto no quiere decir que todo esto fuera inevitable. En lugar de dejar que los precios se disparen, los gobiernos del mundo superdesarrollado bien podrían haber anunciado planes de racionamiento a largo plazo de los combustibles fósiles en casa, ayudando simultáneamente a las naciones materialmente más pobres y salvando el clima.

Lo sé, habría significado matar a la vaca sagrada -el crecimiento-, pero ¿por qué no intentar manifestarse por algo así para marcar la diferencia, en lugar de más armas o más "renovables"? ¿Por qué no hay ningún debate democrático sobre lo que queremos hacer con los recursos que nos quedan por utilizar? ¿Por qué tantos de nosotros seguimos creyendo -en contra de las pruebas fehacientes- que vivimos en un planeta infinitamente abundante?

Lo que ha propuesto la mitad más afortunada de Europa (duplicar las energías renovables) provocará, casi con toda seguridad, que los precios del petróleo y del gas sean aún más altos, y que los costes del cobre, el níquel, el aluminio y otros metales sean aún más altos... Ya que todos estos materiales son esenciales para construir esos paneles solares y turbinas eólicas que tanto ansía Occidente.

La destrucción de la demanda, como resultado, se pondría en marcha a una velocidad aún mayor: dejando fuera a todas las demás naciones en esta carrera final por los últimos recursos económicamente extraíbles de este pequeño planeta... Suponiendo que la economía mundial no se derrumbe bajo la enorme presión generada por el aumento del coste de todo...

* * *


Si avanzamos un par de años, el inminente pico en la producción mundial de energía marcará un punto de inflexión en el esfuerzo humano... del que será físicamente imposible volver. Lo queramos o no, la civilización global de alta tecnología se volverá lentamente inasequible de mantener y antieconómica de continuar. Qué giro del destino: la misma fuerza -el capitalismo- que está matando y sobrecalentando nuestro planeta será la razón de la desaparición gradual de esta civilización también.

Las guerras y las sanciones no hacen más que acelerar el proceso.

La única manera de avanzar a partir de aquí es un largo descenso en el uso de la energía, y como resultado: una disminución gradual de la complejidad tecnológica. Todavía está por ver si esta revolución desindustrial se llevará a cabo de forma voluntaria y equitativa, o se "gestionará" mediante guerras y luchas de poder.

Sin embargo, esto no es nada nuevo. Como ya observó Sir Fred Hoyle en 1964 

"Al desaparecer el carbón, el petróleo y los minerales metálicos de alta calidad, ninguna especie, por muy competente que sea, podrá realizar el largo ascenso desde las condiciones primitivas hasta la tecnología de alto nivel. Se trata de un asunto de una sola vez. Si fracasamos, este sistema planetario fracasa en lo que respecta a la inteligencia. Lo mismo ocurrirá con otros sistemas planetarios. En cada uno de ellos habrá una oportunidad, y sólo una."

* * *


Sin embargo, hay una objeción, una pizca de esperanza si se quiere: la vida inteligente que desarrolla una cultura rica, ciencia y sociedades grandes y complejas no es totalmente imposible una vez que estos materiales desaparecen. La civilización de alta tecnología será imposible de mantener o reconstruir sin ellos - no hay duda de ello - pero esto no significa necesariamente una vida empobrecida, "corta, desagradable y bruta", o "volver a las cavernas".

Todo lo contrario: combinando nuestra creatividad inherente con nuestros inmensos conocimientos sobre el mundo natural, esta época de reducción de las actividades humanas nos daría una gran oportunidad para redescubrir nuestro rico patrimonio cultural y las numerosas formas de vida que nos nutren. En los siglos venideros podríamos vernos obligados a dejar atrás los rascacielos en ruinas y sus suburbios, pero también podríamos volver a construir nuevas ciudades de piedra y arcilla con una elaborada carpintería, con baños y una bulliciosa vida social, con mercancías exóticas llegadas a través de rutas comerciales olvidadas hace mucho tiempo, y quizás experimentar con formas mucho más democráticas de organizar la vida. Ya hemos estado aquí antes y fue un periodo extraordinario en la historia de la humanidad: libre de algoritmos, opresión, guerras o dictadores.

Hasta la próxima vez,

B

Notas:

(1) Si no estás de acuerdo con las afirmaciones expuestas, te animo a que investigues más sobre el tema en revistas científicas de ecología, geología y física, ya que todos estos procesos están bien documentados e investigados. Por favor, absténgase de las fuentes que hacen referencia al ingenio humano y a cómo hemos resuelto todos los problemas en el pasado. Estas fuentes rara vez tienen en cuenta cómo estos éxitos anteriores se debieron a que descubrimos un segundo hemisferio (las Américas y más tarde Australia con sus recursos sin explotar) y cómo hemos empezado a utilizar minerales no utilizados anteriormente, que a su vez están ahora en un proceso de agotamiento. Por si esto fuera poco, el planeta está ahora en proceso de cruzar múltiples puntos de inflexión tanto en términos ecológicos como climáticos, algo sin precedentes en la historia de la humanidad. La creatividad humana necesita nuevas formas de expresarse: cómo arreglárselas con menos, en lugar de cómo saquear el planeta para obtener más recursos finitos.

(2) El aumento del precio de estos materiales -que ya lleva casi un año- marca un cambio definitivo de su valor en relación con el coste del trabajo humano. En pocas palabras: a medida que se hacen más difíciles de conseguir, se vuelven cada vez menos asequibles para el consumidor medio.

(3) Los fertilizantes se fabrican a partir de fosfato mineral y gas natural, siendo ambos recursos únicos, finitos y, por tanto, agotables. Una reducción de su uso, y como resultado del consumo de carne (para conservar los alimentos para los humanos en su lugar) parece ser inevitable en este punto.