Wednesday, September 16, 2020

¿NOS SALVARÁ EL PEAK OIL DEL CALENTAMIENTO GLOBAL?

Para entender lo pertinente de la pregunta, antes conviene una introducción para profanos. Después de la introducción pasaremos a aventurar una respuesta basada en algunas referencias importantes.

** Introducción **

La pregunta lleva implícita la afirmación de que los humanos ya no pueden revertir de manera voluntaria, consciente y ordenada el mecanismo que ha hecho entrar a la biosfera en colapso, y que tan solo podemos apelar al declive impuesto por los límites biofísicos a nuestra civilización como factor mitigador. La megamáquina va sin timón y acelerando. La posibilidad de algún control humano hubiera requerido décadas de concienciación, cambio de hábitos y construcción de una economía alternativa frugal, al estilo Ted Trainer, que si a caso se ha llegado a dar, ha sido, tristemente, a nivel anecdótico y claramente insuficiente para evitar la siguiente parada del "tren de la bruja" colapsista, esto es, el afianzamiento del ecofascismo.

Cada vez más, está tomando fuerza la certeza de que ya hemos pasado (probablemente en 2018) el pico de producción del petróleo en todas sus variantes (convencional y no convencional) (https://crashoil.blogspot.com/2020/08/por-que-no-hace-falta-preguntar-cuando.html). El resto de combustibles fósiles y el uranio también están a las puertas de cruzar, o ya lo han hecho, su pico de producción. Esto es, ya hemos sobrepasado el máximo de la curva de Hubbert y nuestro sueldo energético ya se está reduciendo un poquito más cada año.

El 81% de toda la energía que consume nuestra megamáquina viene de los combustibles fósiles. El 32% de toda la energía que consume nuestra megamáquina viene del petróleo. Esto no es caprichoso, y se debe a que la densidad energética y versatilidad del petróleo es muy superior al resto de fuentes de energía. Pero cada vez es más costoso extraer lo que queda de combustibles fósiles (la mitad aprox.) y la energía neta que se obtiene de ellos ya es cada año menor.

Hoy en día se sigue incentivando el gasto energético al que nos acostumbró la disponibilidad de petróleo fácil. Se gana dinero quemando la energía necesaria para extraer materiales, para fabricar cualquier cosa absurda o para realizar cualquier servicio inútil. Reciclar basura y reforestar bosques quemados hacen ganar dinero aunque cueste energía, hacen crecer el PIB. Por eso conviene tirar mucha mierda a los contenedores y por eso interesa mover lo de la biomasa. Sin embargo, destruir ecosistemas, socavar nuestro sustento vital y calentar el planeta con nuestra actividad, eso no computa negativamente en el PIB. Esto es así porque se deja que el mercado se autorregule a base de intereses personales compitiendo. Pero esa mano invisible de Adam Smith necesita dos cosas para funcionar: diversidad de competencia y crecimiento. Y ambas se están viniendo a bajo debido al declive fósil.

Los países desarrollados han podido seguir hasta ahora con su consumo energético habitual, a pesar de la brecha abierta por el peak oil, gracias a la emisión sin límite de deuda, pero este endeudamiento no ha podido evitar, a pesar de su pretendido carácter social, la pérdida de capacidad de consumo de la gente de a pie del primer mundo, que está haciendo que caigan las empresas "prescindibles" y sean absorbidas por las "imprescindibles", esto es, la pérdida de competitividad, afianzamiento del monopolio e incremento de la capacidad de manipulación y coacción de masas. Primera pieza del ecofascismo.

A los países productores y a los países con poder militar, hasta ahora, les ha interesado mantenerse bajo las reglas del juego del mercado global, lo que ha permitido que los países ricos sin petróleo o sin suficiente poderío militar hayan podido seguir recibiendo puntualmente su cuota de oro líquido.

Europa hasta ahora ha podido seguir, a pesar de las crisis, creciendo en su consumo de energía a base de amplificar su deuda y deslocalizar la producción a Asia, que sí ha experimentado un gran aumento de su demanda directa de combustibles fósiles por este motivo.

Estados Unidos ha podido seguir, a pesar de las crisis, incrementando su consumo de energía a base de su ruinosa industria del fracking, financiada también gracias a la posibilidad de incrementar deuda, y deslocalizando también parte de la producción a Asia.

Los billones de deuda, inyectados desde bancos centrales y puestos al servicio de los que controlan el cotarro de la producción de energía, han alimentado una burbuja que ha llegado a un punto insostenible. La amenaza del estallido de esta burbuja ha motivado grandes movimientos proteccionistas por parte de los estados que amenaza con romper el tablero de juego del mercado global y pasar al "sálvese quien pueda". A partir de ahora sólo tendrá petróleo quien pueda producirlo o quien pueda obligar por la fuerza a que se lo produzcan. Segunda pieza del ecofascismo.

Pero, ¿de dónde viene el "eco" del eco-fascismo? Ya casi todo el mundo reconoce que la obstinación en no contabilizar los costes medioambientales de nuestra depredación, y esa necesidad vital de crecimiento continuo en un planeta finito, ha conducido al calentamiento global y a la pérdida de servicios ecosistémicos vitales para nuestra propia economía y supervivencia. En los países de oriente próximo, la debacle climática y la pérdida económica derivada de la disminución en sus exportaciones de petróleo, ha conducido a guerras civiles y a desplazamientos humanos masivos hacia Europa. Pero la élite europea "fascista" entiende que ese efecto colateral del problema "eco" y del peak oil se puede subsanar dejando que se muera una gran parte de la población del planeta, esto es, darwinismo social. Entienden que tenemos un problema de límites al crecimiento de "toda" la población, y han llegado a la conclusión de que, para que una pequeña fracción de la población (ellos) pueda seguir quemando la energía que requieren sus estándares de vida, es preciso que la mayor parte de la población mundial (nosotros) dejemos de existir. Bueno, no quieren que todos los pobres nos muramos, algunos serán necesarios como esclavos en su nuevo mundo. Tercera y última pieza del ecofascismo.

Pero, un momento, ¿no será que estamos quemando menos energía fósil gracias a los acuerdos de París, las COP, el green new deal, el desarrollo sostenible, la digitalización y la des-materialización? No. Todo eso es una cortina de humo, o una puta mentira hablando en plata. Después de décadas y montones de acuerdos por el clima, las renovables siguen siendo una despreciable fracción del pastel energético. Su crecimiento sólo se explica porque TODO ha crecido. Las renovables sólo han existido porque han permitido ganar dinero a alguien. Y hasta la pobre Greta Thunberg está metida en el ajo (https://www.felixmoreno.com/es/noticias/38_40_un_cuento_de_sper_ricos_ii_realidad.html).

Un ejemplo paradigmático de lo que digo fue documentado por Antonio Turiel cuando asistió a la COP25 de 2019 en Madrid (https://crashoil.blogspot.com/2019/12/escondida-y-la-vista-de-todos.html). Ahí se vio cómo Coca-Cola o Lanjarón, desde sus stands en la cumbre climática, incitaban al consumo de sus productos alegando que, si sus envases provenían del reciclado, o si los reciclábamos después de usarlos, todo saldría bien. Sobre todo les iría bien a sus incrementos patrimoniales. Greenwashing.

Nos quieren hacer creer que podemos continuar enganchados a un montón de estupideces innecesarias sin dañar al planeta, pero eso es mentira: no se puede fabricar lo que consumimos hoy en día sin usar cantidades ingentes de energía fósil y recursos no renovables y sin seguir dañando los ya de por sí moribundos ecosistemas planetarios. Y no se puede llenar el planeta de paneles solares, baterías y molinillos sin usar cantidades ingentes de energía fósil y recursos no renovables y sin seguir dañando los ya de por sí moribundos ecosistemas planetarios.

Otro ejemplo, lo del diésel: nos mintieron con eso de que iban a eliminar el coche diésel para arreglar lo del clima y por el bien del planeta. En realidad, el tema es que el diésel solo se puede producir de manera rentable a partir del crudo convencional (más versátil que los no convencionales), y éste ¡ya tuvo su pico en 2005! Para hacer diésel, no sirven ni el shale oil, que es demasiado ligero, ni las arenas asfálticas por ser demasiado pesadas, pero ambas sí sirven para incrementar el montante de producción petrolera y que parezca que no hemos pasado el pico.

Pero claro, admitir la llegada del peak oil lleva implícita la renuncia al mantra del crecimiento infinito, ergo, adiós al "american way of life", adiós a eso que mantiene a la masa adormecida y sumisa, adiós al mito de que en el libre mercado todo el mundo nace con las mismas oportunidades de crecer, o que, como el crecimiento es infinito, solo es cuestión de tiempo que por efecto foteo al final te llegue la riqueza. Así es como han mantenido a la masa en el tercer mundo controlada, pero pronto esos pobres se darán cuenta de que no pueden crecer porque para ellos ya no habrá combustible, pronto se darán cuenta de que además quieren dejarlos morir. La élite ecofascista quiere estar preparada antes de que esa masa despierte y los aplaste. Yo también estaría acojonado.

** Respuesta **

Para responder a la pregunta que da título a este post, vamos a hacer uso de un modelo climático muy sencillo y por eso didáctico. Se trata de un trabajo de 2011 a cargo de James Hansen, el climatólogo jefe de la NASA, que fue muy bien analizado por Ferrán Puig Vilar en su blog (https://ustednoselocree.com/2011/05/20/que-es-lo-que-realmente-habria-que-hacer/). Digo que el modelo climático que usan es sencillo porque los lazos de retroalimentación lentos del sistema climático no han sido tenidos en cuenta. Entre estos lazos están la desintegración de grandes masas de hielo o las emisiones de CO2 y metano por calentamiento del permafrost o del lecho oceánico. El modelo no tiene en cuenta esos fenómenos porque por aquel entonces no se entendía bien cómo integrar eso y en cualquier caso se observaba una evolución lenta de los mismos que llevaba a pensar en efectos a largo plazo. Por otro lado, el mensaje que se desprende del trabajo, la urgencia de actuar ya, solo podría haberse visto reforzado por la inclusión de esos lazos que habrían empeorado las previsiones del modelo. Pero todo esto fue hace una década.

Las conclusiones de ese estudio se resumen en tres escenarios (recordemos que ahora estamos en 2020 y que el trabajo es de 2011):  

(1) Si en 2013 se empiezan a reducir las emisiones de CO2 al ritmo del 6% anual y además se retiran 100 giga toneladas de CO2 vía reforestación durante el período 2031-2080, prácticamente todo lo talado en la era industrial, se podría restaurar la concentración segura de CO2 de 350 ppm alrededor de finales del siglo XXI. Y estaríamos por encima de 1.5 grados cent. respecto a temperaturas preindustriales tan solo 50 años. Eso está bien, porque en menos de un siglo no hay tiempo, en teoría, para que se descongele masivamente la Antártida y Groenlandia mientras no superemos los 2 grados cent. Eso es crucial, porque si damos lugar a que se pierdan esas masas de hielo, ya no habrá vuelta atrás, aunque dejemos de emitir y recapturemos CO2 en el futuro, nos iremos a condiciones del Plioceno primero (más de 2 grados cent., hace 2-5 millones de años) y luego al Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno (más de 5 grados cent., hace 55 millones de años).

(2) Si ese programa de reducción de emisiones (6% anual) no se inicia en 2013 sino que se pospone hasta 2020, aún realizándose la recaptura en 2031-2080, tardarán en recuperarse las 350 ppm de CO2 unos 100 años, manteniéndonos por encima de 1.5 grados cent. todo ese tiempo. Eso ya empieza a ser un lapso peligroso para el tema de la fundición de la Antártida y Groenlandia. Los autores descartaban este escenario por demasiado peligroso.

(3) Si el programa de reducción de emisiones se pospone hasta el 2030, la concentración segura de CO2 no se alcanza hasta el año 2500, aún realizándose la recaptura en 2031-2080. Demasiado tiempo con calor, más de cuatro siglos. Antártida y Groenlandia se fundirían. Este escenario es mucho peor que el del punto (2) que quedaba descartado.

¿Qué ha ocurrido hasta 2020? Se ha hecho caso omiso de todo esto y se ha crecido todo lo que se ha podido hasta que no se ha podido más. Ahora ya en 2020 parece que empezamos a decrecer, obligados por la crisis del cenit de la producción fósil que se ha visto acelerada por la debacle de la pandemia Covid-19. Y ésta última es producto de nuestra superpoblación, super-conectividad y degradación ambiental generados por nuestra depredación y desarrollo fósil, que se ha llevado por delante a la mejor vacuna que teníamos frente a las zoonosis: la biodiversidad de la Naturaleza.

Pero, ¿cuánto necesitaríamos decrecer para evitar estar por encima del grado y medio más de 100 años y así evitar la deriva al Plioceno? Es decir, ¿podríamos volver al escenario (1) a base de incrementar ese 6% de decrecimiento anual un poquito? Vamos a hacer un ejercicio de simplificación grande del problema para dar una respuesta sencilla. La tasa del 6% tomada desde el 2013 supone llegar a emisiones cero aproximadamente en 2088. Entonces, si queremos ahora en 2020 llegar a emisiones cero en ese año necesitaríamos decrecer casi al 7% anual. Recordemos que si tan solo decrecemos al 6% anual desde 2020 y recapturamos las 100 GtC nos vamos al escenario (2) que los autores del estudio descartaban.

Y por fin, respondiendo a la pregunta del título del post, ¿cuánto vamos a decrecer con la ayuda del peak oil y no de nuestro sentido común? ¿Será suficiente? Aquí vamos a aceptar la simplificación de que la cantidad de emisiones de CO2 es exactamente proporcional a la cantidad de petróleo consumido, es decir, que si baja la cantidad de petróleo disponible, todo el resto de actividad que también genera emisiones bajará en una proporción similar debido a su dependencia del petróleo.

Vamos a dar respuesta destacando tres fuentes que hablan de la tasa de reducción en la producción y consumo de petróleo y tomaremos esto como referencias de la posible tasa de decrecimiento a la que podemos aspirar.

(a) Basado en los cálculos realizados en 2012 por Dennis Meadows (uno de los autores del famoso informe Limits to Growth), Manuel Casal Lodeiro augura que en 15 años desde 2015 sólo quedaría el 15% del petróleo (http://casdeiro.info/textos/2013/11/22/15-15-en-quince-anos-solo-nos-quedara-el-15-del-petroleo/). Es decir, para el 2030 sólo quedará el 15%. Para llegar a eso empezando a decrecer desde el 2020 necesitamos una tasa de decrecimiento del 17% anual. No está mal, si Meadows y Manuel tuvieran razón podríamos salvarnos de lo peor, a pesar de lo espeluznante de estas cifras para la economía mundial.

(b) En un informe, Rodrigo Villamizar, ex-consejero jefe de estrategia del Departamento de Energía de EEUU (analizado por Nafeez Ahmed en https://www.vice.com/en_in/article/3aze8j/the-end-of-the-oil-age-is-upon-us), pronostica con uno de sus modelos en 2019 una reducción del 31% para 2050 y del 60% para el 2100. Esto supone una tasa de decrecimiento de tan solo un 1.2% anual. Poquito. Villamizar destaca en sus conclusiones que esta tasa, aunque desastrosa para la economía mundial, sería insuficiente para evitar permanecer por debajo de los 2 grados cent. de aumento de temperatura marcado como límite por los acuerdos de París. Alguien que fue consultor económico senior del Banco Mundial y ministro de energía de Colombia, alguien del mainstream, nos alerta de manera no directa de que para cumplir con los objetivos de París habría que sufrir un grave decrecimiento económico aún mayor que ese 1.2% anual. La palabra decrecimiento no se usa en el artículo por ser tabú.

(c) Según conclusiones del informe de la Agencia Internacional de la Energía de 2018 (analizado por Antonio Turiel en https://crashoil.blogspot.com/2020/04/la-tormenta-negra.html), si la producción del fracking se multiplica por tres, se pronostica una caída del sector petrolero del 13% para 2025. Esto es una tasa de decrecimiento anual del 2.5% aprox. Pero si el fracking se multiplica por cero (y es lo más probable a juzgar por los datos https://crashoil.blogspot.com/2020/09/nadie-al-timon.html), la caída será del 40% para 2025. Esto ya es una tasa de decrecimiento del 10% anual aprox. Esto sí es más del 7% que hemos calculado como necesario para entrar en el escenario (1) de Hansen.

** Conclusión **

Según el modelo "optimista" de Hansen, necesitamos desde 2020 una caída del 7% anual para entrar en el escenario de evitar ir al Plioceno. No se evitarán muchos males ya, pero aún se podría evitar lo peor. Arriesgando mucho podríamos permitirnos decrecimientos no menores del 6% anual. Para entrar en este rango 6-10 tenemos que confiar en que efectivamente el fracking se vaya al carajo. También tenemos que rezar para que el modelo de Villamizar se haya quedado corto. Quizás él supuso que el fracking no iba a quebrar. Además, debemos confiar en que las élites ecofascistas tengan a bien eso de la recaptura del CO2, sin hacer mucho caso a la geoingeniería, patrocinada por Bill Gates el filántropo, y más bien a base de reforestar. Debemos contar también con que en los próximos 100 años, esos tiranos llamados a esclavizarnos, no nos obliguen, para mantener su opulento nivel de vida, a quemar demasiado del menguante pastel fósil y a seguir degradando el planeta a ritmos prohibitivos. Damos por sentado que la propia falta de petróleo pondrá límite natural a eso, pero no es seguro.

Quizás, aunque ya no podamos evitar las guerras, las enfermedades y la muerte, permitida y deseada por algunas élites, de miles de millones de personas, aún se pueda evitar el peor desenlace del calentamiento global para las generaciones futuras de humanos. Pero eso solo será así si el caos reinante en las mentes de esas élites acaba por azar dejando que así sea. Puede que antes de sucumbir ellos también al proceso de declives energético y de complejidad irremisible e imparable en el que hemos entrado, consigan por pura casualidad evitar que entremos en el Plioceno. Eso haría posible que las comunidades permacultoras posteriores al ecofascismo tuvieran una oportunidad de seguir cultivando el espíritu humano algunos cientos de miles de años más. En cualquier caso, al Cosmos todo esto se la trae al pairo, aunque a algunos de los que tenemos hijos ahora nos importe como lo que más.

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