Thursday, March 7, 2024

I_diotez A_rtificial

https://static.vecteezy.com/system/resources/previews/030/458/700/non_2x/generative-ai-infinite-horizons-exploring-the-marvels-of-nanotechnology-photo.jpg
 

"...los valores del amor son algo que jamás experimentará una máquina.."

[Ana Campos]


Antes de hacerme neo-ludita, estuve por décadas interesado en la IA. Antes de darme cuenta de que el conocimiento puede desarrollarse sin límite sin necesidad de una expansión material, pensaba que desarrollar la IA era nuestro deber para poder preservar y expandir el mucho conocimiento científico y artístico alcanzado, que de otro modo se perdería dada la debilidad humana.

Recientemente, leí al neuro-científico Antonio Damasio, que me enseñó la importancia del sustrato físico para el desarrollo de emociones: hasta el arcaico gesto de afecto que supone la contracción del flagelo de una ameba cuando éste percibe una agresión, está de alguna manera en el fondo de un inmenso legado acumulativo de evolución emocional que dio lugar finalmente a nuestra mente consciente. Por ello, sin un sustrato físico como el orgánico, nunca habrá una inteligencia artificial como la humana. Es precisamente la debilidad humana, ligada a ese sustrato y de la que queremos deshacernos con el desarrollo tecnológico, lo que nos hace sensibles e inteligentes ... vamos pues, con la IA, justo al revés para propiciar una verdadera evolución artificial cognitivo-emocional.

También descubrí recientemente cómo la consciencia (en humanos y en otros seres vivos) podría estar orquestada por entrelazamiento cuántico. Así como la fotosíntesis y la magnetorrecepción de aves son facilitadas por la "claridad" que emerge de conjuntos de partículas compartiendo o coordinando la indecisión o "turbiedad" de sus estados cuánticos (entrelazamiento), ya hay indicios fundados de que esto mismo podría estar ocurriendo en la emergencia de la claridad creativa del cerebro. Si así fuera, la mente no sería computable, y del mismo modo que la vida en sí misma, no reducible a un algoritmo.

Se podría alegar que una computadora cuántica sí es en potencia una máquina con alma o creatividad genuina, pero lo que veo es que la computación cuántica también ha entrado en rendimientos decrecientes. La dificultad de mantener entrelazados entre sí a todos los cubits de un computador cuántico actual crece exponencial con el número de cubits, por eso hoy en día no tenemos una computadora cuántica con más de unas pocas decenas de cubits entrelazados, y me temo que sin un sustrato molecular que permita un entrelazamiento cuántico tan fino como el alcanzado por algunas estructuras biológicas, no va a ser posible tener una computadora cuántica decente.

Se tiende a legitimar a la IA y a otras tecnologías de vanguardia apelando a la "neutralidad tecnológica": en buenas manos y dándole un buen uso, no son malas. La tecnología es neutra hasta que su complejidad llega a un umbral de no retorno, a partir del cual, su aumento de complejidad solo puede ir en detrimento de la complejidad de Gaia. Para profundizar en todo esto recomiendo leer por ejemplo a Adrián Almazán.

Pensemos en las redes de suministro globales y en las economías de escala, las tierras raras se extraen en América del Sur o África y luego van a las refinerías chinas, las impresoras que imprimen micro-chips se construyen en Holanda y sólo 3 o 4 gigafactorías en todo el mundo se pueden permitir adquirirlas para imprimir micro-chips en Corea de Sur o en Taiwan, y se lo pueden permitir porque producen a gran escala para así reducir costes ...

Sin el desarrollo del capitalismo y el auge de la cultura del consumo hedonista masivo, inoculada en una población siempre creciente, nunca se habría desarrollado toda esa especialización y complejidad mercantil que ha conducido a tanta complejificación tecnológica. Sin el concurso de la ambición, toda esa bien intencionada motivación de científicos e ingenieros orientada a mejorar la vida humana habría quedado en nada. Y sin el concurso de una masa consumista creciente y materiales y energía abundantes y baratos (justo de lo que va a haber cada vez menos por la multicrisis de escasez), la tecnología compleja tiene los días contados ... por suerte ...

La posibilidad de poder hacer más cosas o de hacerlas de manera más eficiente (con el aumento de la complejidad tecnológica) nos lleva a eso: a hacer más cosas, con el consiguiente uso añadido de energía y materiales e impacto ambiental adicional. Esto es el famoso efecto rebote o paradoja de Jevons.

Pero el dogma de que el aumento de la eficiencia y la complejidad tecnológica deba seguir siempre la lógica de los rendimientos crecientes también está viniéndose a bajo. La complejidad del sistema humano ha crecido exponencial, pero nuestro cerebro apenas cambió en 100.000 años, y el sistema industrial requiere de un control humano cada vez más difícil, ya que cada vez cuesta más profundizar más allá de la mera especialización de cada uno, y cada vez hay más 'especialidades' a controlar o coordinar ... todo esto, sumado a la pérdida de biorrecursos y a la escasez energética/material creciente (todo derivado del sobrepasamiento de la empresa humana) lleva a rendimientos decrecientes y negativos de la complejidad.

A veces he visto cómo gente de ideología marxista (en su derivada posmoderna/prometeica) babea con la IA y con otros caramelitos tecnológicos presentados por la narrativa dominante. Es normal el apego a esta narrativa por parte de la mayoría neo-liberal posmoderna (liderada por figuras como Yuval Harari, Bill Gates, ...), o por parte de arcaico-liberales (neoconservadores, ahora autoproclamados libertarios), pero el apego a los sueños tecnolófilos por parte de una gran mayoría de la izquierda opulenta supone un gran factor limitante para poder alcanzar una masa crítica concienciada hacia un cambio sistémico global.

Se sueña con la singularidad tecnológica como la herramienta definitiva para acabar con la injusticia en el mundo. Una IA orgánica en equilibrio con Gaia y que además consiga mantener todos nuestros satisfactores industriales actuales y extenderlos a la mayoría de esos 8 mil millones que aún no los tienen. Pensamiento mágico en estado puro.

El desarrollo tecnológico nunca dará lugar a un sistema artificial que se comporte de manera orgánica y en encaje con la biosfera, por muchos motivos, en especial, porque un sistema orgánico artificial que se puede desarrollar al margen de los límites de autorregulación de la biosfera (por tener sustrato artificial), se extenderá sin límites y tenderá a acaparar toda la energía entrante en el sistema para convertirse en la estructura disipativa única, es decir, acabará con la estructura disipativa biosfera por pura competición con ella.

En otras palabras, si dejamos que el poder de la IA siga aumentando, su falta de neutralidad aumentará con ello porque se perderá la posibilidad de que esté en manos de alguien, ya sean malas o buenas manos, ya que la IA será completamente autónoma, y el claro desenlace de esto es el final de la vida orgánica en la Tierra.

Y por este motivo es que yo, como alguien con sensibilidad anarquista y ecologista, a pesar de venir de décadas de ofuscamiento tecnolófilo, me terminé interesando por el anarco-primitivismo, y sí, ahora por fin me declaro sin pudor neo-ludita absoluto, por puro amor hacia Gaia.

Saludos

PD: Mi interés por el anarco-primitivismo y neo-ludismo es solo teórico, ya que en la práctica sigo anclado a la vida de yonqui tecno-industrial, y sin perspectivas reales de abandonarla ...

 

Thursday, July 20, 2023

EL COCHE ELÉCTRICO Y EL DECLIVE DE LA CIVILIZACIÓN GLOBAL

 


Esta carta la escribí hace un tiempo a un amigo de un país privilegiado del norte de Europa. Fue mi respuesta a su intento de contagiarme su entusiasmo por el coche eléctrico, entusiasmo bien arraigado en él, tras su propia experiencia y la aparente trayectoria de éxito del cacharrito en su país ... pero cuando se trata de energía y materiales finitos no renovables de forma sostenible ... todo lo que sube, acaba bajando ... ¡rápido! Yo un día, antes de mi transformación, también soñé con un mundo feliz donde el soma no faltara ...


*    *    *

 

En primer lugar, tengo que decir que si yo pudiera compraría un coche eléctrico. Y por supuesto, si vosotros (países más privilegiados) podéis tenerlos, pues mi opinión es que lo disfrutéis todo lo que podáis ... mientras dure (recuerda: todo es transitorio en este universo).

Ahora viene la realidad:

Hoy en día se fabrican 80 millones de coches al año, sólo 600000 son eléctricos (el 0.8%). Los coches eléctricos, así como toda la industria de las "energías renovables" no están aquí para sustituir lo anterior, solo se han añadido a lo que había: el uso de energía y materiales (y las emisiones de CO2) no ha hecho más que crecer desde que empezó esto de la transición energética. Ya sé que en tu país privilegiado no es así, pero hay que mirarlo globalmente.

Para poder aumentar ese pésimo 0.8%, habría que incrementar muchísimo la actividad extractiva minera (fundamental para el coche eléctrico).

Pero la minería se encuentra hoy en su máximo rendimiento e incluso para algunos materiales ya está en declive ... difícilmente puede incrementarse, más bien cada año será menor, debido a que:

  • cada vez vamos a tener menos energía neta para dedicar a la extracción
  • los yacimientos de minerales cada vez son de peor rendimiento
  • incremento de las tensiones geopolíticas

Aún así, dicen (la Agencia Internacional de la Energía, por ejemplo) que para poder hacer una transición energética a energías renovables sin renunciar al capitalismo, de aquí al 2050 habría que multiplicar la extracción minera de muchos minerales por factores que son absolutamente ridículos e imposibles: litio X 100, cobalto y níquel X 40, etc.

Si se destinara toda la producción de litio anual de hoy en día sólo a coches eléctricos, sólo se podrían fabricar unos 8 millones al año. Pero en el mundo hay 1400 millones de coches. Eso supone que necesitas 175 años (1400/8) para la sustitución.

Lo del reciclaje de los minerales necesarios: olvídalo, cuesta demasiada energía hacerlo, luego no se podrá hacer a la escala necesaria, sólo será un porcentaje mínimo.

También dicen en los medios de comunicación convencionales (y por eso tú y la mayoría tenéis esa opinión) que no hay problema, porque se están investigando otros materiales para las baterías (no escasos y fáciles de extraer y obtener). Pero la realidad es que la tecnología actual no es así por capricho, sino porque es lo más barato y eficiente, y cambiar eso va a suponer aumentar la complejidad tecnológica con unos costes crecientes. Además, llevaría décadas la sustitución, tiempo que no tenemos.

No existen soluciones mágicas. Algo que va bien en el laboratorio, cuando se intenta llevar a la escala industrial y comercial empieza a mostrar sus verdaderos costes (ambientales, energéticos). Hasta ahora todo ha ido bien con energía barata y zonas de sacrificio donde externalizar los costes ambientales (Chile, Perú, China ..). Pero ahora Europa ya se plantea destrozar sus escasas zonas naturales para poder tener los materiales para "la transición".

Además, el problema de las baterías no es el único problema del coche eléctrico:

  1. Un coche eléctrico necesita 6 veces más materiales que uno convencional porque la electrónica se complica muchísimo. Cuando necesitas casi toda la tabla periódica ya no hay sustitutos posibles ...
  2. Hay 1400 millones de vehículos en el mundo. Si todos esos vehículos fueran eléctricos, imagina la cantidad de electricidad "extra" que habría que producir. Aunque se pudiera generar toda esa electricidad extra (imposible), las redes de distribución de los países desarrollados (a excepción de vosotros y algún otro más) no están preparadas para admitir esa enorme sobrecarga ni podrán nunca desarrollarse lo suficiente para estar preparadas (apenas hay capacidad para renovar y mantener la red que hay ahora).

Las redes eléctricas ya están sobrecargadas moviendo sólo el 20% de la energía que usamos. ¿Qué pasaría si el 80% restante se convirtiera a eléctrico?

Dejo ya la parte técnica y paso a la parte más filosófica:

Todos los problemas que ahora vemos, como guerras, pandemias, etc., se van a intensificar debido a nuestro sobrepasamiento (overshot). Hemos crecido demasiado en un planeta finito y el capitalismo sólo sabe crecer. Se ha configurado en base a esa posibilidad. Si aprendemos a no crecer (lo haremos a la fuerza lo más probable) ya no habrá ni capitalismo ni comunismo (el comunismo también siempre se ha basado en el crecimiento industrial) .. habrá otras cosas .. seguramente pasemos una época de vuelta al fascismo .. Putin y Xi Jinping son una muestra de ello, pero también Trump y muchos líderes occidentales apuntan a ese fascismo emergente, se esconden detrás de los valores democráticos pero sólo hablan representando a la corporatocracia (BlackRock, Vanguard ...) que solo puede perpetuar la producción material y el crecimiento del capital al coste que sea.

Lo cierto es que la retroalimentación durante siglos ha llevado al capital a un punto de reproducción sin control, nadie sabe cómo pararlo y lo único que podemos hacer es decir que ahora es "verde" esa reproducción .. y como nadie sabe cómo pararlo, sólo va a parar de manera caótica .. no de manera controlada ..

Lo que le ha pasado a esta civilización es que se ha pegado un gran chute de heroína (combustibles fósiles) que ha permitido todo este crecimiento desmesurado y ha permitido que saturemos nuestras vidas de elementos de satisfacción material y de formas de ir a buscar la dopamina por el camino fácil. Eso ha atrofiado nuestra capacidad de encontrar dopamina por las vías naturales y por eso nos resulta muy difícil admitir la realidad: que la civilización basada en el crecimiento a base de recursos no renovables ha tocado los límites de un planeta finito.

La cultura posmoderna industrial se esfuerza en mantener el mito de la ausencia de límites, es la forma natural de nuestra civilización de resistir a su declive, pero la única transición posible pasa por admitir los límites al crecimiento que se van a ir imponiendo queramos o no.

Podría hablar de esto durante horas, pero ya te dejo tranquilo, perdona que te moleste otra vez con todo este rollo. Ya no lo haré más .. prometido ..

Lo dicho: disfruta mientras puedas de las comodidades, pero sin renunciar a nuevas formas de interpretar la realidad .. las de ahora ya sirven poco o son insuficientes ... sé que es difícil en un mundo con tanto ruido .. pero la música sigue estando ahí y tenemos que descubrir o recuperar nuevas formas de danza colectiva .. para que emerja una nueva claridad, habrá que compartir la ignorancia .. la imposición de las opiniones personales sólo contribuye al ruido. Los que quieren que "lo nuevo" no nazca y que lo viejo continúe fomentan que todos opinemos sin parar, no interesa el silencio .. porque el silencio es la antesala del nacimiento de lo nuevo. La creación de algo nuevo necesita actividad, pero también inactividad y contemplación ...

Un abrazo amigo.

 


Friday, April 21, 2023

DE HECHICERO A HECHICERO

 

La Noche estrellada de Van Gogh me recuerda la analogía utilizada por David Bohm, "el río de la realidad".


El siguiente texto va dirigido a una persona muy especial que me ha ayudado en mi trayecto por la madriguera del conejo. Aquí tenéis algunos de sus magníficos artículos que he traducido al español en mi blog.

*    *    *


No estás solo "B".

En mi caso, considero que he seguido un camino similar al tuyo, es más, por el camino he conocido a unos cuantos filósofos que han regresado desde el culto a la ciencia y la tecnología tras haber despertado de la resaca del mito prometeico. Si aún no los conoces, te recomiendo que leas a David Bohm (La totalidad y el orden implicado), a Fritjof Capra (El tao de la física), a Byung-Chul Han (aplica el traductor deepl a este artículo), y a muchos otros que enriquecerán esa faceta creativa y mística que tanto añoramos los antiguos tecno-optimistas reconvertidos a neo-luditas.

Cuando les leo, así como cuando te leo a ti, veo que no estoy solo. Mi mente se piensa a través de la tuya... y todos necesitamos pensarnos a través de los demás, sentir ese vínculo fraternal y creativo entre observador y observado.

Capra, explica cómo en Occidente hemos tenido que propulsar el balón más alto que nunca utilizando todos esos combustibles fósiles para llegar finalmente a un conocimiento (la física cuántica) que nos lleva exactamente donde estaban los filósofos orientales (y también algunos griegos como Heráclito) hace milenios.

Merece especial atención el caso de David Bohm (físico cuántico de los años 60), su Holomovimiento hace palidecer a la Dinámica de Sistemas:

David Bohm, decía que los observables, desde las partículas subatómicas hasta las sociedades, son como remolinos que se pliegan y despliegan constantemente desde el río en eterno fluir. Esto ocurre en todos los sistemas, a todas las escalas. Algunos remolinos son efímeros, otros más persistentes. Algunos son estables, otros se retroalimentan hasta volverse destructivos: un mal pensamiento que se apodera de tu mente, un tornado que arrasa con todo, un sistema económico que nos lleva al abismo...

Según David Bohm, el "orden", es relativo a la escala y al contexto del fenómeno sobre el que se aplica, y siempre tiene dos caras (que como el Yin y el Yang se alternan e interpenetran): un "orden explicado" que se manifiesta ante nuestros sentidos, instrumentos de medida y entendimiento, y otro "orden implicado" que no vemos. A una escala determinada, los remolinos se despliegan (desenvuelven) desde el orden implicado haciéndose visibles en el orden explicado, pero tras un lapso de tiempo (relativo a la escala) se repliegan (envuelven) de nuevo en el orden implicado. Esta alternancia constante de repliegues y despliegues forma trayectorias visibles en el orden explicado, desde la de una partícula subatómica en movimiento hasta la de una sociedad en evolución (véase la Nota).

En "el río de la realidad", los remolinos no se entienden sin el resto del río, y el río no se entiende sin los remolinos...

Siento robarte tanto tiempo, pero creo que disfrutarás leyendo una última nota extraída del libro de pócimas de nuestros primos brujos procedentes de la ciencia:

"la claridad surge de la indecisión compartida (turbiedad compartida)"



Esta frase, que parece un verso taoísta sin sentido, tiene mucho sentido en realidad. Me explico:

Una partícula subatómica, antes de ser observada, está "indecisa" o "turbia", es decir, se encuentra en una superposición de estados, y sólo cuando es observada se define y adquiere un estado particular bien definido. El conocido microscopio de efecto túnel consigue su gran "claridad" aprovechando esta "turbiedad".

Eso si nos fijamos en una partícula aislada. Pero consideremos ahora lo que se conoce como "entrelazamiento cuántico", que se produce cuando dos o más partículas comparten su "indecisión" o "turbiedad" mediante un vínculo instantáneo y no físico que se conserva incluso a enormes distancias. Compartir la "indecisión" significa que si observamos una de las partículas entrelazadas, y ésta se define de una manera, su compañera o el resto de las partículas entrelazadas con ella, reaccionarán (sin ser observadas, sin que nada las altere) definiéndose de una manera completamente coordinada con lo que haya "decidido" hacer la partícula compañera que sí ha sido observada. De ahí que se comparta la "indecisión". Nada ocurrirá al azar, y todo ello sin enviarse señales mutuamente.

Esto se observa en los superconductores a muy baja temperatura, cuando los electrones se coordinan como una bandada de pájaros para evitar obstáculos y fluir sin resistencia. En cierto modo, los electrones, al compartir su indecisión, consiguen fluir de la manera más óptima, consiguen "ver" el mejor camino, la "claridad" surge de la "turbiedad" compartida.

Pero además, la vida, contra todo pronóstico (dada la alta temperatura de sus procesos que lo dificulta), ha aprendido a utilizar el entrelazamiento cuántico en su beneficio:

Las clorofilas de las hojas de plantas y árboles se entrelazan para ayudar a los fotones incidentes a encontrar el mejor camino que les lleve al centro reactivo con la mínima pérdida de energía. Las clorofilas se entrelazan, compartiendo su "turbiedad", para que los fotones obtengan "claridad". El resultado: una eficiencia comparable (ligeramente superior) a la de nuestros paneles solares, pero con un gran matiz que daría la superioridad al reino vegetal si tenemos en cuenta la cantidad de funciones extra (servicios ecosistémicos) que la planta realiza y el panel solar no, y que la planta recoge fotones con materiales abundantes y reciclables, al contrario de cómo lo hacen los paneles solares. El entrelazamiento cuántico permite hacer con simples compuestos de carbono (clorofilas) lo que se ha de hacer con metales preciosos y silicio de grado metalúrgico en los paneles solares sin entrelazamiento.

 



Los electrones de las retinas del ave se entrelazan hasta que el campo magnético terrestre consigue alcanzar a algunos de ellos. El campo magnético hace que esos electrones se definan, lo que desencadena una respuesta coordinada en el resto de los electrones entrelazados que establece un patrón químico que provoca una señal que llega al cerebro del ave, haciéndole "ver" el campo magnético de la Tierra y utilizarlo para orientarse. La "claridad" de la visión del ave procede de la "turbiedad" compartida de los electrones de su retina.

 



Hasta aquí lo comprobado por la ciencia. Pero hay más:

Existen evidencias científicamente fundadas (no definitivas y aún queda mucho camino por recorrer hasta su verificación) de que la consciencia, en los humanos y quizá en otros seres vivos, es un fenómeno orquestado por el entrelazamiento cuántico (véase la teoría Orch OR de Roger Penrose y este revelador artículo). La "claridad" del pensamiento surgiría de la "turbiedad" compartida entre ciertas estructuras moleculares del interior de las neuronas.

 


Por último, David Bohm, muy preocupado por la deriva colapsante de nuestra sociedad industrial, va un paso más allá en la interpretación de estos fenómenos cuánticos, aplicándolos a las posibilidades (hoy tan mermadas) de coordinación y diálogo de las comunidades humanas. En su opinión, es la creciente atomización de los individuos y la endogamia cultural/intelectual lo que aumenta nuestra "turbiedad" individualizada y conduce a una mayor disfuncionalidad individual y colectiva. Él reivindica la necesidad de que emerja una conciencia colectiva ("claridad"), y sostiene que las personas dispuestas al diálogo, la coordinación y la reconexión deberían hacer como los electrones de las retinas de los pájaros: compartir su indecisión o "turbiedad".

Y este ha sido mi trocito de "turbiedad" compartido contigo ..

                                                ... un abrazo, querido brujo

 

 

Nota:

Detrás de toda señal percibida por nuestros sentidos o entendimiento, hay una oscilación periódica, que puede ser entendida en términos de envolvimientos y desenvolvimientos, siendo el período de la oscilación relativo a la escala en que se percibe el fenómeno. Llamamos trayectorias a las marcas que dejan estas oscilaciones en nuestra memoria. Todo desplazamiento y todo proceso tienen un oscilador (o una suma de ellos) detrás.

Bohm dice que "cuando nos parece que un electrón se mueve en el espacio-tiempo, se debe a una serie continua de envolvimientos y desenvolvimientos". Para entender esto podemos recurrir a dos analogías.

La primera de ellas, de la mano del propio Bohm, se basa en un experimento mental a partir de un aparato de flujo reversible laminar, y se explica en detalle en su libro "La Totalidad y el Orden Implicado".

"El aparato consiste en dos cilindros de vidrio concéntricos, con un fluido muy viscoso, como la glicerina, entre ambos cilindros, dispuestos de tal manera que el cilindro exterior puede ir girando muy lentamente, para que la difusión del fluido viscoso sea despreciable. Se coloca una gota de tinta insoluble en el fluido y después se hace girar el cilindro exterior, con el resultado de que la gota se despliega en forma de fina hebra que terminará por hacerse invisible. Cuando se hace girar el cilindro en sentido opuesto, la forma de hebra retrocede y, de pronto, se hace visible una gota que esencialmente es la misma que estaba allí al principio."

"Coloquemos primero una gota, A, en cierta posición y hagamos girar el cilindro n veces. Coloquemos después una gota, B, en una posición ligeramente diferente, y hagamos girar el cilindro n veces más (de tal modo que A haya sido plegada 2n veces). Sigamos colocando después otra gota, C, a lo largo de la línea AB y hagamos girar el cilindro n veces más, de modo que A haya quedado plegada 3n veces, B, 2n veces, y C, n veces. Procederemos así hasta plegar un gran número de gotas. Movamos después el cilindro de manera rápida en dirección opuesta. Si la frecuencia con la que emergen las gotas es más rápida que el tiempo de resolución mínimo para el ojo humano, lo que veremos aparentemente es una partícula que se mueve continuamente y que cruza el espacio."

"Este plegamiento y desplegamiento en el orden implicado proporciona, evidentemente, un modelo nuevo que podrá ser, por ejemplo, el de un electrón, y es bastante diferente del que nos ha proporcionado la noción mecanicista habitual acerca de una partícula que en cada momento sólo existe en una pequeña región del espacio, y que cambia de posición continuamente con el tiempo. Lo que es esencial para este nuevo modelo es que, en lugar de esto, el electrón deberá ser comprendido mediante todo el grupo de conjuntos plegados, que generalmente no están localizados en el espacio. En cada momento dado, uno de ellos puede estar desplegado y, por consiguiente, localizado, pero, en el momento siguiente, éste se plegará para ser reeplazado por el que le sigue. La noción de la continuidad de la existencia es aproximada, porque la rápida recurrencia de formas similares cambia de una manera sencilla y regular (del mismo modo que la rueda de una bicicleta, girando rápidamente, produce más la impresión de un disco macizo que la de una secuencia de radios que giran). Naturalmente, de un modo más fundamental, la partícula es solamente una abstracción que se hace manifiesta para nuestros sentidos. Lo que existe es siempre una totalidad de conjuntos, todos presentes a la vez, en una serie ordenada de etapas de pliegue y despliegue, que en principio se entremezclan e interpenetran mutuamente y por completo a través de la totalidad del espacio y el tiempo."

La segunda analogía, de mi propia cosecha, se basa en algo observado en "El Juego de la vida", un autómata celular diseñado por el matemático británico John Conway en 1970. Las celdas de la retícula cuadrada se activan (vivas) o desactivan (muertas) a partir de una configuración inicial aleatoria, siguiendo un conjunto de reglas muy básico, hasta dar lugar a comportamientos complejos. Si una célula muerta tiene exactamente 3 células vecinas vivas "nace" (es decir, al turno siguiente estará viva). Una célula viva puede morir por sobrepoblación (si tiene más de tres vecinos alrededor) o por aislamiento (si tiene solo un vecino alrededor o ninguno). Una célula se mantiene viva si tiene 2 o 3 vecinos a su alrededor. Esa activación y desactivación de las celdas puede verse como un desenvolvimiento y envolvimiento en el orden implicado. Uno de los fenómenos emergentes es el desplazamiento 'aparente' de algunas estructuras (planeadores) a lo largo del tablero. Aunque lo que se manifiesta ante nuestros sentidos es el movimiento continuo del planeador, en realidad el planeador no existe de manera aislada y lo que se desplaza es una especie de onda de influencia que se propaga de unas celdas a las vecinas.
 

Friday, March 31, 2023

FROM SORCERER TO SORCERER

The Starry Night by Van Gogh reminds me of the analogy used by David Bohm, "the river of reality".


The following text is addressed to a very special person who has helped me to go down the rabbit hole. Here you have a few of his great articles that I have translated into spanish in my blog.

*    *    *


You are not alone 'B'.

In my case, I consider that I have followed a similar path to yours, moreover, along the way I have met a few philosophers who have come from the worship of science and technology after having woken up from the hangover of the Promethean myth. If you don't know them yet, I recommend you to read David Bohm (Wholeness and the Implicate Order), Fritjof Capra (The tao of physics), Byung-Chul Han (apply deepl translator to this article), and many others that will enrich that creative and mystical facet that we, the former techno-optimists reconverted to neo-Luddites, yearn for so much.

When I read them, as well as when I read you, I see that I am not alone. My mind thinks through yours ... and we all need to think ourselves through others, to feel that fraternal and creative link between observer and observed.

Capra, explains how in the West we have had to hit the ball higher than ever using all those fossil fuels to finally come up with a knowledge (quantum physics) that takes us exactly where the Eastern philosophers (and also some Greeks such as Heraclitus) were millennia ago.

The case of David Bohm (quantum physicist of the 60's) deserves special attention, his Holomovement makes System Dynamics pale:

David Bohm, said that observables, from subatomic particles to societies, are like whirlpools that fold and unfold constantly from the river in eternal flow. This occurs in all systems, at all scales. Some whirlpools are ephemeral, others more persistent. Some are stable, others feed back until they become destructive: a bad thought that takes over your mind, a tornado that sweeps everything away, an economic system that takes us to the abyss ...

According to David Bohm, "order", is relative to the scale and context of the phenomenon on which it is applied, and always has two sides (which like Yin and Yang alternate and interpenetrate): an 'explained order' that manifests itself before our senses, measuring instruments and understanding, and another 'implied order' that we do not see. At a given scale, whirlpools unfold from the implicate order becoming visible in the explained order, but after a lapse of time (relative to the scale) they fold back into the implicate order. This constant alternation of enfoldments and unfoldments forms trajectories visible in the explained order, from that of a subatomic particle in motion, to that of a society evolving (see Note).

In "the river of reality", the whirlpools are not understood without the rest of the river, and the river is not understood without the whirlpools ...

Sorry to take up so much of your time, but I think you will enjoy reading one last note taken from the potion book of our sorcerer cousins coming from science:

"clarity emerges from shared indecision (shared fogginess)"


This phrase, which seems to be a nonsense Taoist verse, makes a lot of sense in fact. Let me explain:

A subatomic particle, before being observed, is "undecided" or "foggy", that is, it is in a superposition of states, and only when it is observed, it is defined and acquires a particular well-defined state. The well-known scanning tunneling microscope achieves its great "clarity" by taking advantage of this "fogginess".

That is if we look at an isolated particle. But now consider what is known as "quantum entanglement", which occurs when two or more particles share their "indecision" or "fogginess" through an instantaneous and not physical bond that is preserved even at huge distances. Sharing "indecision" means that if we observe one of the entangled particles and it defines itself in one way, its partner or the rest of the particles entangled with it, will react (without being observed, without anything altering them) defining themselves in a way completely coordinated with whatever the companion particle that has been observed has "decided" to do. Hence, the sharing of "indecision". Nothing will happen randomly, and all this without sending signals to each other.

This is observed in superconductors at very low temperature, when electrons coordinate like a flock of birds to avoid obstacles and flow without resistance. In a certain way, the electrons, by sharing their indecision, manage to flow in the most optimal way, they manage to "see" the best path, the "clarity" arises from the shared "fogginess".

But also, life, against all odds (given the high temperature of its processes that makes it difficult), has learned to use quantum entanglement to its advantage:

Chlorophylls in the leaves of plants and trees entangle to help incident photons find the best path that takes them to the reactive center with minimal energy loss. Chlorophylls entangle, sharing their "fogginess" so that photons get "clarity". The result: an efficiency comparable (slightly higher) to that of our solar panels, but with a great nuance that would give superiority to the plant kingdom if we take into account (1) the number of extra functions (ecosystem services) that the plant do perform and the solar panel do not, and (2) that the plant collects photons with abundant and recyclable materials, contrary to how solar panels do. Quantum entanglement makes it possible to do with simple carbon compounds (chlorophylls) what has to be done with precious metals and metallurgical grade silicon in solar panels without entanglement.



The electrons in the bird's retinas entangle until the Earth's magnetic field manages to reach some of them. The magnetic field causes those electrons to define themselves, which triggers a coordinated response in the rest of the entangled electrons that establishes a chemical pattern triggering a signal that reaches the bird's brain, making it "see" the Earth's magnetic field and use that to orient itself. The "clarity" of the bird's vision comes from the shared "fogginess" of the electrons in its retina.



So far was what has been verified by science. But there is more:

There are scientifically founded evidences (not definitive and there is still a long way to go until verification) that consciousness, in humans and perhaps in other living beings, is a phenomenon orchestrated by quantum entanglement (see Roger Penrose's Orch OR theory and this revealing article). The "clarity" of thought would arise from the "fogginess" shared between certain molecular structures inside neurons.



Finally, David Bohm, very concerned about the collapsing drift of our industrial society, goes a step further in the interpretation of these quantum phenomena, applying them to the possibilities (so damaged today) of coordination and dialogue of human communities. In his view, it is the increasing atomization of individuals and cultural/intellectual endogamy what increases our individualized "fogginess" and leads to more individual and collective dysfunctionality. He claims to the need for the emergence of a collective consciousness ("clarity"), and argues that people disposed to dialogue, coordination and reconnectivity should do like the electrons in the retinas of birds: share their indecision or "fogginess".

And this has been my little piece of "fogginess" shared with you ..

... a hug, dear sorcerer


Note:

Behind every signal perceived by our senses or understanding, there is a periodic oscillation, which can be understood in terms of enfoldments and unfoldments, the period of the oscillation being relative to the scale on which the phenomenon is perceived. We call trajectories to those marks left by these oscillations in our memory. Every displacement and every process has an oscillator (or a sum of them) behind it.

Bohm says that "when it appears to us that an electron moves in space-time, it is due to a continuous series of enfoldments and unfoldments". To understand this we can resort to two analogies.

The first, from Bohm himself, is based on a thought experiment from a laminar reversible flow machine, and is explained in detail in his book "Totality and the Implicate Order".

"The machine consists of two concentric glass cylinders, with a very viscous fluid, such as glycerine, between the two cylinders, arranged in such a way that the outer cylinder can be rotated very slowly, so that the diffusion of the viscous fluid is negligible. A drop of insoluble ink is placed in the fluid and then the outer cylinder is rotated, with the result that the drop unfolds in the form of a thin strand that will eventually become invisible. When the cylinder is spun in the opposite direction, the strand form recedes and suddenly a drop becomes visible that is essentially the same as was there at the beginning."

"Let us first place a drop, A, in a certain position and rotate the cylinder n times. Let's then place a drop, B, in a slightly different position, and rotate the cylinder n more times (so that A has been folded 2n times). Then place another drop, C, along the line AB and rotate the cylinder n more times, so that A has been folded 3n times, B, 2n times, and C, n times. We will proceed in this way until a large number of drops are folded. Let us then move the cylinder rapidly in the opposite direction. If the frequency with which the droplets emerge is faster than the minimum resolution time for the human eye, what we will apparently see is a continuously moving particle crossing space."

"This folding and unfolding in the implied order obviously provides a new model which may be, for example, that of an electron, and is quite different from that which has provided us with the usual mechanistic notion about a particle which at each moment exists only in a small region of space, and which changes position continuously with time. What is essential to this new model is that, instead, the electron is to be understood by means of the whole group of folded ensembles, which are generally not localized in space. At any given moment, one of them may be unfolded and therefore localized, but, at the next moment, it will be folded to be replaced by the one that follows it. The notion of the continuity of existence is approximate, because the rapid recurrence of similar forms changes in a simple and regular manner (just as the wheel of a bicycle, spinning rapidly, produces more the impression of a solid disk than that of a sequence of spinning spokes). Naturally, in a more fundamental way, the particle is only an abstraction that becomes manifest to our senses. What exists is always a totality of wholes, all present at once, in an ordered series of stages of folding and unfolding, which in principle intermingle and interpenetrate each other completely through the totality of space and time."

The second analogy, of my own making, is based on something observed in "The Game of Life," a cellular automaton designed by British mathematician John Conway in 1970. The cells of the square grid are activated (alive) or deactivated (dead) from a random initial configuration, following a very basic set of rules, until they give rise to complex behaviors. If a dead cell has exactly 3 living neighboring cells it is "born" (i.e., the next turn it will be alive). A living cell can die by overpopulation (if it has more than three neighbors around it) or by isolation (if it has only one neighbor around it or none at all). A cell stays alive if it has 2 or 3 neighbors around it. Such activation and deactivation of cells can be seen as foldings and unfoldings in the implied order. One of the emergent phenomena is the 'apparent' displacement of some structures (gliders) along the board. Although what manifests itself to our senses is the continuous movement of the glider, in reality the glider does not exist in isolation and what is displaced is a kind of wave of influence that propagates from one cell to the neighboring cells.

 
 

Friday, February 24, 2023

VIDA CONTEMPLATIVA. Elogio de la inactividad

 

Wassily Kandinsky's "Painting with Houses" from 1909. Wassily Kandinsky/Artists Rights Society (ARS), New York; via Mondex Corporation

 

A continuación viene la transcripción de este video, donde Claudio Álvarez Teran,  realiza un magnífico, y digno de ser transcrito, relevamiento del libro "VIDA CONTEMPLATIVA. Elogio de la inactividad", de Byung-Chul Han.

 

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'Vida contemplativa' con el subtítulo 'elogio de la inactividad' es un libro del filósofo surcoreano Byung-Chul Han, publicado en alemán en 2022 y en español en 2023.

En esta obra, Byung-Chul Han, aborda la creciente pérdida de nuestra capacidad de no hacer nada. Absorbidos completamente por la acción y el rendimiento y por lo tanto por una vida completamente explotada, percibimos la vida solo en términos de trabajo y de rendimiento. Interpretamos la inactividad como un problema que debe ser remediado cuanto antes.

Toda la existencia humana está siendo absorbida por la actividad, pero dice Han que no llegamos a entender que la inactividad no implica una incapacidad para la actividad o su rechazo o su mera ausencia, la inactividad tiene su propia lógica, su propio lenguaje, su propia temporalidad, su propia arquitectura, su propio esplendor, incluso la inactividad tiene su propia magia.

La inactividad no es una forma de debilidad ni una falta de algo, es una forma de intensidad diferente que nuestra sociedad no es capaz de percibir. La inactividad es una forma de esplendor de la existencia humana, pero hoy esa perspectiva se ha debilitado hasta ser considerada una forma vacía de actividad.

Definir la inactividad por la falta de actividad es un error. En las relaciones de producción capitalistas a la inactividad la llamamos tiempo libre, es decir, un tiempo de descanso del trabajo de tal manera que la encuadramos dentro de la lógica de la actividad. Si la consideramos un derivado del trabajo, la inactividad se entiende como una forma funcional a la producción. Si así fuera, no se trataría en realidad de un tiempo libre, vivo, se trataría de un tiempo muerto. Pero el tiempo verdaderamente libre no pertenece al orden del trabajo y de la producción, por eso a la obligación de trabajar y rendir se le debe contraponer una política de la inactividad que sea capaz de producir un tiempo verdaderamente libre.

Lo que vuelve auténticamente humano al hacer es la cuota de inactividad que hay en él, porque es la inactividad la verdadera forma de lo humano. El callar le da profundidad al habla, sin silencio no hay música, solo ruido, allí donde solo reina el esquema de estímulo/respuesta, problema y solución, propósito y acción, la vida degenera solo en supervivencia. La vida solo recibe su resplandor de la inactividad. Sin la capacidad de la inactividad nos convertimos en máquinas que solo tienen que funcionar.

La acción forma parte de la historia, pero no es una fuerza formadora de cultura. El origen de la cultura no es la guerra, es la fiesta. El origen de la cultura no es el arma, sino el adorno. La cultura no se forma con caminos que van directo a la meta, por el contrario la cultura se forma por digresiones, desvíos y excesos.

Byung-Chul Han recurre a la fiesta del shabat para caracterizar a la fiesta en tanto comunidad. Durante el shabat, toda actividad debe cesar, no se permite seguir ningún negocio. La inactividad y la suspensión de la economía son esenciales para la fiesta del sabbat. El capitalismo en cambio, transforma hasta las fiestas religiosas en un negocio, un evento y un espectáculo. Las fiestas son hoy una forma de consumo, y en cuanto tal, no establecen comunidad. Guy Debord, en 'La sociedad del espectáculo', describe al presente como una época sin fiestas. Dice Debord: "esta época que exhibe ante sí misma su tiempo como si fuera el retorno de una multitud de festividades es una época sin fiestas, y un tiempo sin fiestas es un tiempo sin comunidad".

Hoy se habla de Community, pero eso se trata de una forma mercantil de comunidad. De ella no surge un nosotros, del mismo modo que la comunicación digital es una comunicación sin comunidad.

Junto con el de comunidad, otro rasgo constitutivo de la fiesta es el lujo. El lujo es un 'luxarse', es decir, un salirse, un desviarse de las necesidades de 'la pura vida'. El capitalismo absolutiza la supervivencia, y cuando la vida degenera en supervivencia el lujo desaparece. El trabajo y el rendimiento pertenecen al orden de la supervivencia. En el capitalismo incluso el lujo se consume. Adopta la forma de una mercancía. Nada de eso tiene que ver con la fiesta.

Para Theodor Adorno, el lujo es el símbolo de una felicidad auténtica, malograda por la lógica de la eficiencia y de la funcionalidad. Un tren de alta velocidad es un milagro de eficiencia, pero nada tiene que ver con el extinto esplendor del viaje en tren, el placer de viajar, las despedidas, las ventanas abiertas, las viandas, la sensación de gozar de un privilegio, todo eso ha desaparecido.

La verdadera felicidad surge de lo vano e inútil, lo reconocidamente poco práctico, lo improductivo. La verdadera felicidad surge de lo desmedido y lo superfluo, de las formas y los gestos inútiles que no sirven para nada. El pasear parsimoniosamente, comparado con el caminar o correr hacia algún lugar preciso, es un lujo. El ceremonial de la inactividad es hacer, pero hacer para nada. Este 'para nada', esta libertad respecto a una finalidad o una utilidad es la esencia de la inactividad, y es la forma fundamental de la felicidad.

La espera y la duda son otras dos figuras de la inactividad. Sin la duda, el andar humano se asemeja a una marcha. Como al ala de la mariposa, es la vacilación la que le otorga su encanto. La resolución o el apuro le quitan cualquier gracia. La fiesta se contrapone al trabajo en la medida que se libera por completo del 'para algo', de la finalidad, de la utilidad. El andar liberado del 'para algo', del 'caminar hacia alguna parte', se convierte en danza.

Cuando esperamos algo determinado, esperamos menos, y nos cerramos al acontecer inconsciente. Dice Maurice Blanchot, que la espera empieza cuando ya no hay nada que esperar, ni siquiera el fin de la espera, cuando la espera, no espera nada. La espera es la postura mental de quien está inactivo y contemplativo. La inactividad contemplativa diferencia al pensador del observador, que siempre persigue un objetivo concreto. El pensador no tiene un propósito, carece de un objetivo en mente.

El saber no logra reflejar la vida completamente, porque la vida completamente consciente es una vida muerta. Lo viviente no es transparente para sí mismo. El no saber como una forma de inactividad reaviva la vida.

El librepensador se está extinguiendo. Dado que falta tiempo para pensar, ya no se ponderan los pareceres divergentes, basta con odiarlos. Dice Nietzsche, anticipándose a nuestra realidad más de un siglo, "el libre pensador brilla en la inactividad", pero en ninguna otra época han cotizado más alto los activos y los desosegados, por eso dice Nietzsche que la civilización cae en una nueva barbarie. Nietzsche elevó la ignorancia al núcleo de la vida. Hay que tener voluntad de ignorancia. Sin esa clase de ignorancia la vida misma sería imposible. Es una condición para la cual lo vivo se conserva y crece. No habla Nietzsche de la voluntad de saber, sino de la voluntad de ignorar.

La obligación de actuar y la aceleración de la vida se están revelando como un eficaz medio de dominación. Si hoy ninguna Revolución es posible, quizás sea porque ya no tenemos tiempo para pensar.

Las prácticas rituales en las que la inactividad tiene un papel esencial, nos elevan por encima de 'la pura vida'. El ayuno y el ascetismo, se disocian terminantemente de la vida como supervivencia, de la urgencia y la necesidad de 'la pura vida'. Constituyen, ayuno y acetismo, formas del lujo, y es eso lo que les confiere su carácter festivo, es el reposo contemplativo lo que los destaca. El ayuno ritual renueva la vida. Al reactivar los sentidos, le devuelve a la vida su vivacidad. En cambio, cuando el ayuno se realiza por mandato de la salud, se pone al servicio de la mera supervivencia.

Las inactividades requieren de mucho tiempo. Exigen un rato largo, extenso, una intensa pausa de contemplación. Por esa razón, son raras las inactividades en una época de apuros y urgencias en la que todo se ha tornado de corto plazo, tan de corto aliento. Hoy se impone por todas partes la forma de una vida consumista en la que toda necesidad debe ser satisfecha de inmediato. No tenemos paciencia para una espera en la que algo pueda madurar lentamente. Lo único que cuenta, es el éxito veloz. Las acciones se acortan y se convierten en reacciones, las experiencias se rebajan a vivencias, los sentimientos se empobrecen en las formas de emociones y afectos.

Cada vez soportamos menos el tedio, y por eso perdemos la capacidad de tener experiencias. La inactividad es la condición de posibilidad de la experiencia. Quien está realmente inactivo no se afirma a sí mismo, se desprende de su nombre, se vuelve nadie. Sin nombre ni propósito se entrega entonces a lo que acontece.

Roland Barthes lo expresa en un haiku:


quietamente sentado

sin hacer nada

llega la primavera
y crece la hierba, sola


La inactividad, a la que Barthes llama pereza, produce un efecto de-subjetivizador, des-individualizante. La inactividad te desarma, el sujeto renuncia a sí mismo, se entrega a sí mismo a lo que sucede, cada acción se suspende en un acontecer sin sujeto. Esa sería la auténtica pereza, lograr en determinados momentos ya no tener que decir yo.

Hay que entender que la inactividad y la actividad no son contrarios. La actividad se nutre de la inactividad. Para Walter Benjamin, la inactividad es la partera de lo nuevo. Nos llega el tedio cuando no sabemos qué es lo que esperamos. Que supongamos saberlo, es la expresión de nuestra desorientación. El aburrimiento es el umbral de los grandes hechos. El aburrimiento es la cara visible del acontecimiento inconsciente. Sin él, no sucede nada.

El núcleo de lo nuevo no es la determinación de la acción, sino el acontecimiento inconsciente. La dialéctica de la inactividad la transforma en una zona indeterminada que nos capacita para producir algo que no ha existido nunca todavía. Sin esa zona que crea la dialéctica de la inactividad, sin ese umbral, todo se repite, igual.

Nietzsche reconoce también que los hombres inventivos viven distinto a los hombres activos. Precisan tiempo para que se despliegue su actividad, sin fines ni reglas prefijadas para los ensayos a tientas, cosa que no es posible para los que actúan por utilidad. Los activos creadores se diferencian de los creadores útiles porque hacen, pero hacen, para nada. Es precisamente esa parte de inactividad en la actividad la que facilita que surja algo completamente distinto, que surja algo que aún no existe.

Solo el silencio nos permite decir algo inaudito. La obligación de comunicar todo el tiempo, por el contrario, nos conduce a la reproducción de lo igual, al conformismo. Gilles Deleuze, dice que el problema no es conseguir que la gente se exprese, sino poner a su disposición vacuolas de soledad y de silencio a partir de las cuales poder llegar a tener algo que decir. Actualmente las fuerzas represivas no impiden expresarse a nadie, al contrario, nos fuerzan a expresarnos. Qué tranquilidad supondría no tener nada que decir, contar con el derecho de no decir nada, porque tal es la condición para que se configure algo raro que merezca la pena ser dicho.

La inactividad es pues el umbral de un hecho inaudito, de un hecho nunca dicho. Cuando la obligación de producir se adueña del lenguaje, el lenguaje se pone en modo trabajo y se degrada a mero portador de información, y a solo ser un medio de comunicación, y el ruido de la comunicación destruye el silencio, que es fundamental en la capacidad contemplativa del lenguaje.

La información es la forma de actividad que adopta el lenguaje. Un lenguaje activo es información, en cambio, es en la poesía donde el lenguaje se pone en modo contemplativo. Allí se desactivan sus funciones comunicativas e informativas, pero nosotros los activos casi no leemos poemas, aturdidos por la información y la comunicación, nos alejamos de la poesía como contemplación, e incluso comenzamos a odiarla.

El capital es actividad en estado puro, es la trascendencia que se apodera de la inmanencia de la vida y la explota por completo. Separa, de la vida, una vida desnuda que funciona. La libre competencia, según Karl Marx, no es otra cosa que la relación del capital consigo mismo, como otro capital. Mientras competimos entre nosotros en libre competencia, el capital se propaga. En ese mecanismo, solo el capital es libre, no los individuos. Los individuos se creen libres, pero son en el fondo órganos reproductores del capital cuya propagación facilitan. Así, de este modo, el exceso neoliberal de libertad y rendimiento no es otra cosa que un exceso de capital.

Byung-Chul Han, realiza una crítica al pensamiento de Hannah Arendt, porque el pensamiento de Arendt se centra en la acción como fuerza consustancial de la condición humana. Para Arendt, la acción hace la historia. Arendt considera al siglo 20 como una época de la acción, en la que el ser humano actúa sobre la naturaleza, sometiendola por completo, pero con un problema: no se pueden prever sus consecuencias. El antropoceno es el resultado del total sometimiento de la naturaleza a la acción humana. La naturaleza pierde toda autonomía y dignidad, y se convierte en un mero apéndice de la historia humana.

El verbo de la historia es actuar, pero según la mirada de Walter Benjamin, la historia humana es un apocalipsis continuo, un apocalipsis sin un acontecimiento inesperado, un apocalipsis como fruto de la continuidad del seguir sucediendo, la continuidad de lo igual. Incluso lo más nuevo resulta ser siempre lo mismo. Igual. Para Benjamin, la solución consiste en la radical interrupción del ahora. Solo la inactividad podría poner coto a la acción humana que dirige a la historia inevitablemente hacia el Apocalipsis.

Años antes de que Hannah planteara su idea sobre la centralidad de la acción en la condición humana, Heidegger, plantea, que al contrario de la acción, que empuja hacia adelante, la meditación, como dimensión de la contemplación, nos conduce de vuelta a donde ya estamos desde siempre. La meditación es una capacidad que no actúa. Supone la pausa como interrupción, como inactividad más allá de toda acción. La meditación inactiva se relaciona con la magia del ahí, un ahí que se encuentra demasiado cerca de nosotros, más cerca que el objeto más cercano.

Heidegger plantea la figura de la espera como superadora de todo rendimiento y de los éxitos que de ello puedan derivarse. Solo en la pausa de la espera, una espera sin propósito, el ser humano advierte aquel espacio en que se encuentra desde siempre. Pero ese 'ahí' no se lo detecta ni con el pensamiento ni con la contemplación. El 'ahí' se manifiesta de manera pre-reflexiva, previamente a dirigir mi atención hacia un objeto ya me encuentro en un mundo determinado. Se trata de lo que va a llamar 'el estado de ánimo'.

'El estado de ánimo', es una disposición afectiva que precede a toda intencionalidad referida a los objetos. No se trata de un estado subjetivo que trasciende al mundo objetivo. El estado de ánimo, es 'el mundo'. Es lo que nos revela el 'ser ahí'. El 'Dasein', como le llama Heidegger. Nosotros no podemos disponer del estado de ánimo, es algo que aparece, no podemos provocarlo voluntariamente. Ocurre. Somos arrojados a él. Por lo tanto, no es la acción la que determina nuestro ser en el mundo, lo que determina a nuestro ser es nuestra condición de ser arrojados. Un estado que precede a toda actividad y que resulta determinante para la acción. Por lo tanto, las acciones y actividades no son totalmente libres y espontáneas.

Lo mismo pasa con el pensamiento, el estado de ánimo le da al pensar una dirección, sin estado de ánimo, sin ese plano pre reflexivo, el pensar no tiene rumbo. Heidegger da por sentado que el pensamiento es un 'pathos', una emoción, un sentimiento, un sufrimiento, por esa razón, dice Han, la Inteligencia Artificial no puede pensar, porque no está capacitada para el 'pathos', la máquina no puede ser alcanzada por el sufrimiento ni el padecimiento. A las máquinas les es ajena toda actividad contemplativa, solo conocen dos estados: encendido y apagado.

La crisis actual consiste en que todo lo que podría darle sentido y orientación a la vida se está derrumbando. La vida ya no se apoya en nada que lo sostenga. La vida nunca fue tan escurridiza, pasajera y mortal como hoy. El corazón humano no puede brindar hoy ningún refugio a la perennidad. Si el corazón es el órgano del recuerdo, en la era digital estamos absolutamente desprovistos de corazón. Almacenamos enormes cantidades de datos, pero sin recordar. Nos apartamos de cualquier forma de 'para siempre'. Rechazamos todas las prácticas que toman mucho tiempo, como la fidelidad, la responsabilidad, la promesa, la confianza, el compromiso.

La vida está gobernada por el corto plazo, por lo provisional e inconstante. El tiempo se descompone en una mera sucesión de puntuales presentes. El tiempo se está volviendo aditivo, y en esa sumatoria, no es posible ninguna narración que pueda detenerlo, dándole la forma de una estructura. El ser humano es un animal que narra, pero hoy nuestra vida no está siendo determinada por un relato vinculante, coercitivo, que nos pueda dar sentido y orientación. Las informaciones poseen un margen de actualidad muy estrecho, nos precipitan en un Frenesí de actualidad. Quizás estemos bien informados, pero carecemos de la orientación que nos da un relato.

Si como dice Nietzsche, la felicidad humana depende de que haya una verdad indiscutible, entonces estamos desprovistos de felicidad, porque las informaciones dominantes son incapaces de construir una narración de verdad.

El ser tiene una dimensión temporal, crece a lo largo del tiempo y lentamente, por eso el cortoplacismo actual desmantela al ser. Las informaciones constituyen el grado absoluto de falta de ser. Hoy han desaparecido las arquitecturas temporales de nuestra vida. Son los rituales y las fiestas, esas arquitecturas temporales desaparecidas, las que colocan andamios al tiempo y le dan estabilidad.

Actualmente el mundo es muy pobre en el plano de los símbolos capaces de fijar ejes temporales estables. Lo simbólico influye de manera inmediata en la percepción, en los niveles emocionales y estéticos, influye sobre nuestro comportamiento y pensamientos. Los símbolos producen cosas comunes que hacen posible el 'nosotros', que dan forma a una sociedad cohesionada. Solo a partir de lo simbólico se construye el sentir compartido, el 'syn-pathos'.

La comunidad es una totalidad que se transmite simbólicamente. El vacío simbólico narrativo de nuestro tiempo conduce a la segmentación de la sociedad. En el vacío simbólico la sociedad se divide en individuos indiferentes ante la carencia de lo asociativo y vinculante.

Platón nos explica en su diálogo 'Simposio' lo que es un símbolo: los humanos eran en su origen seres esféricos, pero como los humanos se volvieron demasiado arrogantes y poderosos, los dioses los dividieron en dos partes. Desde ese momento, cada parte aspira a reunirse con su otra mitad. Ese trozo faltante, en griego, se llama 'symbolon'.

El ser humano en cuanto 'symbolon' anhela una totalidad sana y sanadora. Este anhelo es el amor. Sin el ordenamiento simbólico somos trozos, fragmentos. En el régimen neoliberal del rendimiento no se construye ningún 'nosotros', solo se pretende incrementar la productividad aislando a las personas y entregándolas a una brutal competencia.

Aislamiento y soledad conducen a la falta de ser. Porque 'ser', es 'ser con'. La digitalización desmantela al ser en cuanto 'ser con'. Estar conectado no es lo mismo que estar vinculado. Con la ayuda de la conexión digital hacemos del otro, del tú, un hecho a disposición, lo cual conduce a una soledad primordial. El otro, es un objeto consumible que satisface nuestras necesidades, sin necesidad de una vinculación intensa, por eso es que a pesar de la creciente conexión y conectividad estamos más solos que nunca.

Ante la falta de ser se provoca un exceso de producción. La hiperactividad y la hipercomunicación actuales pueden entenderse como una consecuencia de la falta de ser reinante. Suplantamos la falta de ser con crecimiento material.

El capitalismo se funda en la ilusión de que más capital produce más vida, más capacidad de vivir, pero esa vida es una vida desnuda, solo supervivencia. Ese sentimiento de falta nos impulsa a realizar acciones, y ya hemos visto que quien actúa con determinación, no contempla. El conocimiento de que la felicidad más elevada se debe a la contemplación, se nos ha escurrido entre los dedos.

El trabajo desconecta y aísla a las personas, la absolutización del rendimiento desmantela al ser en cuanto 'ser con'
. La fiesta, por el contrario, crea comunidad, reúne y une. El sentimiento de festividades siempre es un sentimiento de comunidad, un sentimiento de 'nosotros'.

Byung-Chul Han, retoma el tema de la fiesta judía del sabbat. En la fe judía, hay dos conceptos que son sagrados, Dios y shabat. Dios es sabbat. La creación del ser humano no es el último acto de la creación. La creación culmina con el reposo del sabbat. "Al llegar el sabbat llega el reposo, entonces concluyó y fue completada la obra de la creación", reza la Torah. No se trata solo de que el reposo del sabbat sigue a la creación, más bien se trata de que con él la creación llega a su término. El reposo es factor esencial de la creación. Divino es el reposo. La inactividad es divina.

Sin el reposo, el ser humano pierde lo divino, pero Hannah Arendt no piensa lo mismo, dice que en la acción y no en el reposo es donde encontramos satisfacción. Para ella la creación no culmina en el sabbat, sino en la creación de la libertad humana basada en la acción. Para Arendt, no es que antes de la creación no hubiera nada, sino que no había nadie, y la creación de un ser humano como un 'alguien', coincide con la creación de la libertad. Y para Arendt el ser humano se convierte en 'alguien' en la medida que actúa.

En una sociedad de singularidades, en la que todos nos consideramos único, lo que se evoca hoy, es la creatividad y la autenticidad
. La vida activa se manifiesta como vida performativa, y lo nuevo se está reavivando. De lo antiguo, en cambio, se desconfía.

En el régimen neoliberal, la vieja sociedad de masa se transforma en una sociedad del rendimiento. La dominación adopta una forma inteligente y se expresa como una constante exhortación a rendir más, y esta coacción hacia el rendimiento es interpretada desafortunadamente como un aumento de la Libertad.

En el romanticismo, la libertad se desvincula del 'sí mismo'. La libertad no se expresa como énfasis en la acción, sino como pasividad. La acción da paso a la escucha. Ser libre para el romanticismo significa reunirse con la infinitud de la naturaleza y vivir con las cosas de la naturaleza. La idea de libertad del romanticismo se presenta como un correctivo o incluso como un antídoto contra la libertad individual actual. La libertad romántica no se basa en el quererse, sino en el 'ser con', en el 'querer con'.

La romantización del mundo le devuelve a éste su encanto, su magia, su misterio y hasta su dignidad. El momento en que la libertad se torna naturaleza es un instante religioso. La naturaleza le abre los ojos al sujeto, que se cree libre, y lo capacita para la contemplación. Lo auténticamente romántico es el instante en que el sujeto frente a la naturaleza renuncia a su soberanía y rompe a llorar.

Hoy vivimos la era de la permanente auto-producción y auto-escenificación narcisista. La religión pierde su fundamento, puesto que el desprenderse de uno mismo es un acto constitutivo de la experiencia religiosa, y hoy, lejos estamos de ese desprendimiento. La auto-producción, finalmente ha resultado ser más dañina que el ateísmo para la religión.

La crisis actual de la religión, no puede atribuirse simplemente al hecho de que hayamos perdido toda fe en Dios, ni tampoco a que nos hayamos vuelto desconfiados a determinados dogmas religiosos. Esta crisis apunta a que estamos perdiendo cada vez más la capacidad contemplativa. La creciente obligación a producir y comunicar dificulta la pausa contemplativa. La religión requiere de una atención particular. La crisis de la religión es finalmente una crisis de atención.

Quien se produce, quien se exhibe, es incapaz de escuchar y de contemplar
.

El tiempo de la fiesta, es un tiempo detenido, porque transitamos por la fiesta, y solo podemos transitar por algo que está detenido. Quien actúa, en cambio, tiene objetivos y esos objetivos lo llevan a ir hacia algún lado, o aspirar a algo, que son formas del andar. Quien solo actúa no está capacitado para el tránsito festivo que detiene el tiempo. Solo en la inactividad nos percatamos del suelo que pisamos y del espacio que ocupamos.

Cuando la vida se pone en modo contemplativo vuelve a montarse sobre su secreta razón de ser.
 

 

 

ORDEN EN EL CAOS

 

Stalker, 1979, film by Andrei Tarkovsky

 

Para Lars von Trier la Naturaleza es 'el templo de Satán' ... muy poco Tao para mi gusto .. no hay oscuridad sin luz, una se interpenetra en la otra, el sucumbir a nuestra fragilidad frente a las fuerzas incontrolables de la Naturaleza está en el germen del arte, así como lo está del mismo modo el hecho de sentir la fuerza de la comunión con el todo fluido ..

Aquí explican que Lars von Trier fue muy influenciado por otro gran autor de cine, Andréi Tarkovsky, y que ambos comparten una invocación obsesiva a la Naturaleza en sus películas. Pero, mientras que para Lars, nuestras identidades son despreciables ante el poder abrumador de la Naturaleza o, en todo caso, ella se ríe de nosotros con crueldad cuando osamos tratar de penetrar en sus secretos, para Tarkovsky, nuestra relación rota con la Naturaleza es absolutamente reconciliable. Y de eso va su cine, un intento por medio del único medio posible, el arte, de transitar espiritualmente hacia una reconciliación con el todo fluido.




Gaia es un proceso fluido (no estático, alejado del equilibrio termodinámico) que se reproduce como las muñecas rusas (como un fractal), maximizando el reparto energético a nivel local, o dicho de otro modo, maximizando la entropía a nivel local. La consecuencia de esto es que la vida, al contribuir a la entropía y al caos, en cada uno de sus movimientos, se asegura el máximo de posibilidades de órdenes disponibles para la siguiente iteración del movimiento. Y como nos sugiere Bohm, se trata de un holo-movimiento. El holo-grama, del mismo modo que el fractal, despliega el todo a partir de la parte.

Entonces, como nos enseña la Teoría de Gaia Orgánica, el imperativo entrópico es seguido por la vida maximizando los intercambios y el reparto energético, pero al mismo tiempo, Bohm nos muestra que hay otro imperativo que lleva a la reproducción de la consciencia cósmica desde cada partícula (protoconsciencia) y que eventualmente desemboca en la aparición de la vida y, a la larga, en la aparición de seres auto-conscientes.

En realidad ambos son el mismo imperativo, puesto que en cada intercambio energético orgánico, hay procesamiento de información, por lo que una maximización del reparto energético coincide a la larga con una optimización de la organización informativa, una optimización en el desarrollo de órdenes sutiles, que es lo que al final lleva al despliegue de consciencias en el orden explicado, pero realizado 'desde' una consciencia global u orden implicado. A la partícula desplegada desde el orden implicado le mueve el imperativo de 'llegar a verse', de 'llegar a ser', pero es un 'llegar a ser con', porque lo que hay que 'llegar a ver' es que lo desplegado en realidad sigue intrínsicamente entrelazado con el orden implicado, con el todo fluido.

Tiene sentido, porque la entropía significa máxima variabilidad, ruido, aleatoriedad o caos, lo que equivale a tener una información disponible máxima, en el sentido de que tendremos máximas posibilidades de entresacar de ahí órdenes diversos. Pero al mismo tiempo, un orden hallado es efímero, es fluido, lo que hoy es relevante, mañana dejará de serlo, y es esa fluidez y flexibilidad, articuladas desde el imperativo de 'llegar a ser con', lo que lleva a evolucionar hacia ese fin.

Por eso Tarkovsky elige como escenario el caos total (que deja tras de sí la apisonadora humana) para buscar sus órdenes fluidos, porque es en el caos donde mejor se puede hacer esto.




Todas las estructuras humanas tratan de erguirse a partir de un orden racional en oposición al orden fluido impuesto por la entropía. Y en cuanto nuestras estructuras claudican, el orden de la entropía supura a partir del orden humano racional que se desdibuja. En cuanto nuestros rígidos órdenes humanos son abandonados y la entropía empieza a desdibujarlos, emerge de ellos el fluir natural orgánico. La Naturaleza siempre aprovecha los espacios con muchas oportunidades, los espacios entrópicos. No hay ruptura, es una transición bien planificada. El viejo orden abandonado, antes que desaparecer con su identidad estática, se redime en su abrazo con la Naturaleza y continua existiendo, transmutado, entrelazado, fluido.




Tarkovsky intuye que el orden fluido que ve emergiendo del caos y la destrucción tiene mucho que ver con el orden fluido que se observa en la Naturaleza y que emerge del mejor reparto energético (entropía) en el fractal orgánico gaiano: la Naturaleza consigue hacer orden gracias a las oportunidades del caos, los humanos creamos un nuevo caos al intentar imponer nuestro orden imaginado por encima del orden natural, y Tarkovsky entresaca un nuevo orden de nuestro caos que se parece mucho al primer orden fluido que se observaba en la Naturaleza, consiguiendo cerrar así el círculo.





Y el círculo es en realidad espiral, porque en su movimiento el dolor del mundo va en aumento. No hay reparación, porque el círculo sigue en movimiento, pero hay contemplación y por tanto paz.




Así es como imagino yo que Tarkovsky consigue a través de su arte reconciliar la barbarie y precariedad humanas con la Madre Naturaleza. Así es como consigue de manera magistral que la Naturaleza nos dé consuelo y cobijo espiritual aún cuando no podamos librarnos del dolor y el sacrificio consecuencia de nuestro eterno conflicto con ella. El arte aquí no viene a corregir o a reparar la destrucción ni la barbarie, que emanan en primer lugar de la propia Naturaleza que nos dio forma. Más bien tiene el efecto balsámico de la visión de un orden más profundo, donde el bien y el mal ya no se enfrentan, donde lo extraviado tras la pérdida sigue estando ahí, en el todo fluido.

Seguramente Tarkovsky nunca oyó hablar acerca de la obra de Bohm ni de la Teoría de Gaia Orgánica, aún así, creo que lo entrelazado en este texto de ambas con su arte le resultaría familiar ... o no, y tan solo apreciara un intento de hacer arte, a partir de su arte.

Como Grenouille, en 'El perfume', con la acción artística, solo tratamos de atrapar parte de la esencia del 'estado de ánimo' que nos lleva a hacer arte, pero ese 'estado de ánimo' pre-cognitivo, previo a la acción, se nos escurre entre los dedos mientras tratamos de retenerlo por medio de todo tipo de condicionamientos.

 

Andrei ¿Tú qué preferirías? ¿un niño o una niña?

Que sus sueños se hagan realidad. Que puedan creer en ellos.

Y que puedan reírse de sus propias pasiones. Y, sobre todo, que crean en sí mismos ...

... y que sean inocentes como los niños ... porque la debilidad es poder, y la fuerza no es nada.

Cuando el hombre nace, es débil y flexible. Cuando muere, es fuerte y rígido.

Como un árbol. Mientras crece, es tierno y flexible. Y cuando se seca y endurece, muere.

La rigidez y la fuerza son compañeras de la muerte.

La debilidad y la flexibilidad expresan la frescura de la existencia.

Lo que se vuelve rígido ya no vence.